Llevan una semana revolucionados desde que la semana pasada apareciera en la fotocopiadora de la redacción un informe de 6 folios en el que el director de continuidad, Emiliano Cascos, plantea a la dirección del periódico algunos cambios. El informe estaba escrito antes de mayo y propone cambios que ya se han llevado en muchas secciones. Y esto es precisamente lo que más intranquiliza a la plantilla: el informe se cumple. De hecho, algunas de las propuestas de cese, ya se han producido. Mucho.

De malas maneras, el informe de Cascos hace un repaso por toda la redacción. De Jesús María Zuloaga, por ejemplo, dice que es un gran especialista de información antiterrorista y que trae exclusivas, pero le critica su déficit de contactos políticos y sugiere su reciclaje hacia el terrorismo islámico. Del responsable de Tribunales, afirma sin embargo que vuela de forma perfecta, aunque considera que se encuentra desaprovechado. De Manolo Avizanda afirma que necesita mucho cariño, y del responsable de Economía, García Ayora, señala que le sale caro tener un subdirector que actúa como redactor por libre.

En cuanto al director de Fe y Razón, Alex Rosal, Emiliano Cascos señala en su informe que debería dar más información y hacer menos proselitismo. Y ya puestos, señala que Alex Rosal y sus acólitos necesitan un guía espiritual. Cascos se encuentra fuera de la redacción de vacaciones. Forzosas cuando se encontró el mal ambiente de la redacción. Lógico. Porque no se puede ir calificando a los empleados de buena carpintera o poderoso con los débiles y dócil con los poderosos sin que pase nada. Y mucho menos si el documento a la alta dirección se convierte en el correveidile de la profesión.