Probablemente no lo verán en otros medios. Lo hizo José Ángel Gutiérrez para Hispanidad y el obispo Juan José Aguirre le contó en qué consiste lo que los medios tradicionales, por ejemplo RTVE, llaman guerras de religión en la República Centroafricana. Si no lo han leído, léanlo, merece la pena.

Aguirre explica que el 60% de la población del país, algo menor que España, vive escondida, muchos de ellos en parroquias, acogiéndose a lo sagrado, como en siglos pasados. Más que nada porque sólo se fían de los sacerdotes, esos que, según nuestra televisión público-pepera, se dedican, principalmente, a la pedofilia.

Y lo mismo ocurre con la oficialidad. Con exquisita neutralidad diplomática, el ministro de Defensa, Pedro Morenés (en la imagen), nos explicaba el pasado viernes que España enviará 50 militares, dentro de la fuerza de interposición europea (1.000 efectivos) para imponer el orden en el país. Es decir, para evitar que los musulmanes sigan masacrando a los cristianos. Pero eso no lo dijo Morenés. Eso no resultaría ni políticamente correcto y, sobre todo, no sería correcto.

No es una guerra de religión ni perrito que nos ladre. Son musulmanes masacrando a cristianos. Eso es lo que ocurre en Centroáfrica. Y que tenga uno que aguantar cómo la televisión pública de un país cristiano disfraza una masacre contra cristianos, resulta ligeramente molesto.

Y como toda cristofobia, cobarde porque al cristiano sólo le está permitido la legítima defensa. No les está permitido, por ejemplo, programar la venganza contra el cristiano. Y todo militar sabe que no hay victoria sin estrategia premeditada.

El cristiano sabe que, como principio general, debe optar por el martirio antes que por el asesinato. Odiar sabe cualquiera, lo difícil es amar a los enemigos. Para eso hay que ser un héroe. Sólo que eso sólo se le reconocerá en la otra vida. En el entretanto, habrá que seguir soportando a los chicos de González-Echenique hablar de 'guerras de religión'.

Eulogio López

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