"Si me orinan encima digo que llueve". El desgraciado refrán español se está cumpliendo a rajatabla por las fuerzas vivas españolas. Argentinos y mexicanos se han burlado de los españoles. El presidente mexicano Peña Nieto (en la imagen), convenciendo a Rajoy para que forzara a Repsol a un acuerdo y doña Cristina Fernández de Kirchner pagando una miseria en concepto de indemnización por la expropiación de YPF: 3.700 millones de euros en bonos argentinos.

Ahora, medios de comunicación y grupos políticos aseguran que bueno, que está bien, que es un gran acuerdo. Incluso mienten cuando pretenden que el acuerdo agradó a Antonio Brufau, presidente de la petrolera. Por supuesto que no, pero el Gobierno le ha obligado a aceptarlo y, con ello, le ha desautorizado.

Luego está la retahíla de argumentos falaces. El primero: qué bien ha acogido la Bolsa madrileña el acuerdo entre los gobiernos español, argentino y mexicano. Tal es el argumento principal de los defensores del preacuerdo firmado en Buenos Aires el pasado lunes. Pero lo cierto es que la respuesta del mercado era predecible, al menos durante la primera sesión bursátil post-acuerdo, porque, en la segunda, la del miércoles, ya se ha dado la vuelta. 

Qué bien ha acogido el mercado el pacto Repsol-YPF... Natural, habrá más dividendo. De hecho, Antonio Brufau había prometido que, si los tribunales le daban la razón en el caso YPF, habría un dividendo extraordinario para los accionistas de Repsol, a quienes les habían privado de un activo importante. No han llegado a los tribunales y les han dado una miseria pero la promesa sigue en pie.

Y encima los mexicanos de Pemex, los muñidores de la triste operación, financiarán la inversión en Vaca Muerta, la que le quitaron a Repsol, que fue el descubridor, con el dinero que obtendrá de la venta del 10% del capital de Repsol, que ese valor sí que tiene liquidez.

Como decía el gitano del burro que iba a vender al mercado: ¡Y que tenga yo que decir que té eres güeno! Miren ustedes, el acuerdo ha resultado una castaña, peor aún de lo que se sospechaba. A Repsol le van a indemnizar por la tercera parte de lo que solicitaba.... ¡en bonos argentinos! Bonos que todavía no se han emitido y no necesito recordarles que la capacidad para colocar papel en el mercado por parte de Argentina es bastante limitado y, lo que es más grave, que los títulos ya colocados tienen muy poca liquidez. Los mercados -especuladores codiciosos, peor no tontos- no se fían de doña Cristina Fernández de Kirchner. Y sinceramente, no me extraña.

Yo, desde luego, no contrataré como administrador a Mariano Rajoy ni para gestionar una panadería.

Eulogio López

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