Brufau anima a repasar el chauvinismo y ‘estatalismo' del expediente de fusión de GDF con Suez

Contundente. A Brufau no le ha sentado nada bien que el presidente de Suez, Gerard Mestralet, utilizara el Financial Times para lanzar un globo sonda sobre una posible operación de compra de Gas Natural. Así lo primero, las formas: "Si tiene algo que preguntarme, que me lo diga a mí". A lo bestia y a lo versallesco: "Seguramente se trate de una mala interpretación mediática porque de ser cierto, sería muy extraño".

Y tras las formas, el fondo: "No venderemos nunca a un competidor de Gas Natural como Suez". ¿Por qué? En primer lugar, porque es un competidor. Y en segundo lugar porque Suez está en las antípodas como cultura de empresa de La Caixa. "Les invito a que se lean el expediente de fusión de Suez con Gaz de France en el que se habla de proteger a las empresas francesas, crear un gigante que vaya a hacer compras; es el modelo de lo que no debe ser Europa", señala Brufau. Se puede decir más alto, pero no más claro. Suez no es bienvenida, como tampoco lo era EDF. ¿Por qué? Porque no son empresas, son estados.