A día de hoy, miércoles 14 de mayo, no está confirmada la visita del presidente de México, Enrique Peña Nieto (en la imagen), visita aún no aprobada por el Legislativo mexicano, en un país donde tal aprobación es preceptiva.

En principio prevista para junio, la visita de Peña Nieto está marcada por una reforma energética que pretende atraer capitales extranjeros al país norteamericano y, en paralelo, por las malas relaciones entre Pemex, poseedor de casi un 10% del capital de Repsol, y la petrolera española.

Pemex lanzó la oferta de construcción de dos hoteles flotantes en astilleros españoles, necesitados de carga de trabajo, pero a cambio pretendía demasiado. Pretendía más influencia en Repsol y, sobre todo, que Repsol pagara un alto precio en las inversiones extranjeras que precisa México.

Por su parte, el Gobierno español anima a la colaboración pero quiere mantener la españolidad de Repsol. Y es que los directivos de Pemex, incluido su vocal en el consejo de administración, Arturo F. Henríquez, exige la dimisión de Antonio Brufau

Así no hay forma de entenderse. Y no olvidemos que con el nombramiento de un Ceo, en la persona de Josu Jon Imaz, la principal acusación de Pemex se cae: Brufau se ha reducido el sueldo a la mitad.

Así que si Peña Nieto finalmente viaja a España es posible que se suavicen las relaciones pero, a día de hoy, la alternativa primera de Pemex es abandonar Repsol.

Eulogio López

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