España debe acudir al psiquiatra. De otra forma, no se entiende lo que está ocurriendo: un fatalismo paralizante según el cual Repsol está condenada a caer en manos de Lukoil que, como buena empresa ligada a la mafia del Kremlin, siempre compra con dinero ajeno y sólo paga el crédito si los dividendos se lo permiten. De su bolsillo, ni un euro.

Sacyr ya ni cuenta en las negociaciones. A los bancos que lidera el Santander -cómo no- les importa un pimiento meter en casa a la mafia rusa o las triadas chinas. El Gobierno hace mohines versallescos en presunto respeto de la iniciativa privada (¡Hay que joerse!). En La Caixa, en un monólogo propio del Club de la Comedia, aseguran que pretenden integrar a Rusia en la Unión Europea. Y, como buenos humoristas, ni tan siquiera les da la risa tonta por ello. Caixa Catalunya, con el ex vicepresidente Narcís Serra la cabeza, es decir, todo un estadista, quiere colocar su paquete a 27 euros y, si fuera necesario, se lo vendería al Pocero -al malo o al de Fuenlabrada, lo mismo da-.

En el colmo del fatalismo el propio Antonio Brufau, se rinde a Lukoil. Olvídense de las declaraciones sobre dejar entrar a la comparecencia en el Consejo: ahora resulta que Lukoil no es competencia, es amigo, cosa muy distinta. Estamos ante la sutileza diplomacia internacional, señores, por lo que es exigible guardar silencio. Divertir instruyendo, es nuestro lema.

En el seno del Gobierno también hay división: Solbes piensa que si Sacyr debe dinero a los bancos, lo que tienen que hacer es ejecutar a Sacyr y trocearlo. Y esto es bello e instructivo, porque significa que hasta Solbes, aunque sea de forma espuria, puede plantear algún asunto con alguna lógica... aunque no sólo sea para fastidiar a su compañero Sebastián.   

Carme Chacón, otro ejemplo de frivolidad política permanente, defiende a los rusos de Lukoil, quienes, ya de paso, se crecen y exigen pagar aún menos de los 27 euros previstos y, naturalmente, con deuda. Digo que la Chacón defiende la entrada de los rusos, los mismos que se han lanzado al imperialismo energético en Hispanoamérica. Claro que les gusta Repsol, como que es uno de los principales operadores en el nuevo continente. Otra estadista que vuela a gran altura, nuestra ministra de Defensa.

Puestos a jugar al Risk, doña Carmen debería apoyar la creación de la OPEP del gas, ese nuevo chantaje a Occidente, peor que el de la OPEP, dado que ahora nos hemos vuelto todos muy ecológicos, que la madre Rusia y el padre Irán, dos democracias respetuosísimas con los derechos humanos, pretenden poner en marcha en el mundo.

Y Zapatero calla. A lo mejor se siente culpable, por haber entregado, tras una excepcional gestión, Endesa a ENEL y ahora considera que no puede hacer nada para evitar la entrega de Repsol al Kremlin. A lo mejor Vladimir Putin se suma a la Alianza de Civilizaciones, la gran realización. ¿Por qué no había de hacerlo si le dejan comerse a Repsol?

En esta vida se puede ser estúpido de muchas maneras pero probablemente la más acusada sea la de convertirse en fatalista; en la historia del pensamiento se han puesto en circulación doctrinas verdaderamente majaderas, pero ninguna tanto como aquella que alberga el virus determinista, porque lo contrario de libertad es eso: determinismo.

Concluyendo: si Lukoil entra en Repsol con un 30% tardará meses en lanzar una OPA al 100 por 100, y el blindaje del 10 quedará en papel mojado. En el entretanto, y a la vista de que todo el mundo parece condenado a cobrar y callar, lo mejor es que visitemos a un buen psicólogo. Con ello no evitaremos la colonización rusa, ciertamente, pero dicha colonización dejará de agobiarnos.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com