Sr. Director:
El último comentario que ha hecho usted en su periódico sobre la película Encontrarás Dragones, merece un comentario.

 

He de reconocer que no he visto la película, y por lo que he podido leer y hablar con mis conocidos, creo que me ahorraré el dinero. Pero le escribo no por la película, sino por lo que dice usted de ella.

En primer lugar me permito corregirle al decir que Eric Arthur Blair (George Orwell) nunca estuvo en las Brigadas Internacionales. Políticamente Orwell estaba en las antípodas de las Brigadas Internacionales. Éstas, que por lo visto salen bien paradas en la película, eran una suerte de legión extranjera estalinista, reclutada, financiada y empleada por la Komintern para extender el imperio soviético a España. Orwell militaba en el Independent Labor Party, un partido troskista, enemigo acérrimo de los estalinistas, por lo que se unió al POUM cuando vino a España a matar españoles (monjas, curas, ricos, burgueses, militares, fascistas, etc.). Sobre las brigadas internacionales y sus "méritos" en nuestra guerra civil, le recomiendo la lectura del libro de Ricardo de la Cierva al respecto.

Sobre lo de que haya tenido que venir un inglés ateo y cercano al comunismo a reconocer la cristianofobia de la segunda república, le recuerdo que ésta queda más de reconocida y documentada en las multitudinarias beatificaciones de mártires españoles durante esa contienda (entre los que no se encuentra el fundador del Opus Dei por haber huido), y que, si algo motivó íntimamente a los españoles a levantarse contra la barbarie roja, a unirse tras 100 años de combatir liberales contra carlistas para luchar ambos en el mismo bando fue, precisamente esa persecución religiosa, que no se inicia en la guerra, ni siquiera en la república, sino en el siglo XIX con la caída del antiguo régimen.
Pero lo que me ha dejado estupefacto es su descabellada idea de que había que ver la parte de verdad en los republicanos. Los sacrílegos de la Complutense, las obras de teatro y exposiciones blasfemas que se repiten casi a diario, las profanaciones a Iglesias, las burlas a los cristianos de la España de hoy, son un juego de niños con lo que hacían esos republicanos que según usted tendrían alguna parte de verdad.

Creo que, si dentro de unos años usted tiene oportunidad de leer a algún periodista católico decir que tenemos que ver la parte de verdad del laicismo y la reingeniería social anticristiana del nuevo orden mundial de principios del siglo XXI, entenderá cuáles son mis sentimientos tras leerle a usted.

Luis Escobar y Álvaro