Illera ha sido uno de los grandes valedores de que las llamadas que terminan en un móvil (tarifas de terminación), único segmento donde el Estado puede obligar a la operadora, sean más baratas. Está a favor de legislar un servicio universal de telefonía que obligue a las empresas a invertir. Partidario de la mano dura con los operadores dominantes y enamorado de la inversión en redes. Zapatero y Rubalcaba han apoyado su opción ante el ministro Montilla

El nuevo presidente de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, el asturiano Reinaldo Rodríguez Illera, procede de aquel MOPU, hoy Fomento, de José Borrell. Para ser exactos, fue director general de Telecomunicaciones con Elena Salgado cuando la hoy ministra de Sanidad de Zapatero era secretaria general de Telecomunicaciones. Pero que nadie se alarme: el sustituto de Carlos Bustelo nada tiene que ver con sus ex mentores: a sus 56 años es menos progresista y más socialista que los anteriormente citados.

Illera fue un elemento clave del programa de telecomunicaciones con el que el PSOE se presentó a las últimas elecciones. Una de las ideas fundamentales de ese programa era el servicio universal de telecomunicaciones, pieza básica de la sociedad de la información, iniciativa aún no desarrollada por le Gobierno Zapatero. Se trataría de exigir a los operadores, aunque fuera con distribución geográfica, a asegurar una serie de servicios básicos para el ciudadano, entre los que se incluiría el acceso a Internet. Esto fomentaría la inversión, especialmente en zonas rurales, y multiplicaría el acceso a la sociedad de la información por el medio que fuera. En otras palabras, el acceso a la ADSL o al cable.

Eso no significa que Illera forme parte del segmento anti-Telefónica. Es más, no pocas veces ha mostrado su disgusto en el seno del organismo regulador por el espíritu llorón de las pequeñas operadoras, que exigen discriminación positiva pero no invierten y trabajan sobre la red de Telefónica.

Otro de los puntos que preludian la gestión del nuevo presidente de la CMT es su atención a las tarifas de llamadas fijo-móvil y móvil-móvil de otra compañía. En otras palabras, en las tarifas de terminación en una aparto digital, que Illera, y el común de los españoles, consideran desmesuradamente altas. Porque, en un mercado liberalizado como es el de los móviles, es este el punto, el único punto, en el que el regulador puede doblarle el pulso a las operadoras y obligarles a reducir tarifas. Por ejemplo, fue Illera quien más insistió en el seno de la Comisión para terminar con el chollo de AUNA-Amena, hasta que se le otorgó el tratamiento de operadora dominante.

En cualquier caso, si algo hay claro e que las en telefonías se ha cumplido el malvado aserto de que liberalización es igual a inflación. El sector liberalizado, la telefonía digital es mucho más caro que el cautivo, la telefonía fija. Y eso en víspera de que la voz IP o telefonía por Internet llegue al móvil... que llegará.

Por último, Illera ha sido uno de los grandes defensores de que se incremente el poder sancionador de la CMT, que Rodrigo Rato redujera a la mínima expresión, situación que no se ha modificado con la llegada de los socialistas al poder. Para el nuevo presidente de la CMT el único lenguaje que entienden algunas compañías es la sanción, y una sanción ejemplarizante.

En cualquier caso, insistimos: Illera es más socialista que progresista o nacionalista. Quienes han apoyado su opción han sido el propio Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el portavoz del grupo parlamentario Alfredo Pérez Rubalcaba