El ministro Alberto Ruiz-Gallardón (en la imagen), ese hombre sincero, ya tiene una nueva excusa para retrasar su eterna ley inacabada: la reforma del aborto. Y la excusa se la ha proporcionado el Consejo General del Poder Judicial, que no se pone de acuerdo en su informe sobre una ley de muerte que pretende presentarse como una ley de vida.

Vamos. El único 'avance' de la reforma Gallardón sobre la aún más bestia norma de Zapatero (o de Bibiana Aído, si lo prefieren) es la supresión del aborto eugenésico: cargarse a los presuntos disminuidos psíquicos. Pues bien, ni tan siquiera ahí se ponen de acuerdo sus señorías, los miembros del Consejo.

De esta forma, la reforma Gallardón se sigue retrasando. Se supone que se aprobará al final de la legislatura y se supone que habrá cambios, como ya anunciara Rajoy. Pero si sigue adelante el aborto de cualquier niño con malformaciones, o con simples sospechas sobre malformación.

Entonces, ¿para qué cambiar la ley Si Zapatero llegó a la barbarie, al considerar el infanticidio un derecho de la mujer. Pero, en la práctica, el número de asesinados es el mismo antes y después de 2010, antes y después de la Ley Aído.

¿Y para esto tanto retraso La cobardía del PP y de los jueces resulta un poquito repugnante

Eulogio López

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