Al final, Mariano Rajoy se pliega a don Mercado Financiero, en este caso a la banca.

En campaña decía que su prioridad eran las pymes, los profesionales y los autónomos, los únicos capaces de crear empleo, ciertamente, pero ahora resulta que no, ahora resulta que la reforma más importante es la financiera. En plata, darle dinero a los bancos para que tengan a bien prestar dinero a las pymes.

En primer lugar no está claro que lo uno lleve a lo otro: la CAM podría suponer un coste para el Estado próximo a los 30.000 millones de euros antes de que pueda pensar en dar créditos a las pymes.

Pero es que hay más: no puede ser que con los recortes que va a tener que hacer en pensiones se le ofrezca a la banca todo el dinero que necesite para tapar sus agujeros. Pero así es: Rajoy ha ordenado al gobernador del Banco de España, Fernández Ordóñez, que no cierre ningún banco ni caja, es decir, la solución lógica a la crisis bancaria. Crisis que, como ya he repetido en muchas ocasiones, no ha sido provocada por los bancos sino por la desastrosa gestión del Gobierno Zapatero y del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), que han convertido un desfase patrimonial del crédito inmobiliario -tres años atrás- en un sector cuya reconversión va a salir más cara que ninguna otra, reconversión siderúrgica incluida. La culpa es de ZP, Elena Salgado y MAFO, ciertamente, pero ahora también hay que colocarla en el debe de Rajoy su absurdo empeño -entiendo que se juega su prestigio como presidente- en no liquidar ninguna entidad.

Conclusión: la reforma económica más importante es la de reducir el tamaño del Estado, la segunda es la reforma laboral, la tercera es la innecesaria -antes, ahora sí- reforma bancaria. Pues bien, la que nos va a salir más cara es la reforma innecesaria, la del sector bancario.

Eulogio López

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