Sr. Director:

Eso parece ser lo que se pedía en la cabalgata gay. Aquilino, métete un pepino era el lema que portaban algunas de las pancartas. Mi duda se plantea a la hora de entender el pepino como elemento comestible o con alguna otra función. Me explic Para la familia tradicional un pepino siempre ha sido un producto alimenticio, sin embargo, para la familia del siglo XXI el pepino parece tener muchos otros fines. Dichos usos comenzarán ahora a ser explicados a las nuevas generaciones de niños que por fin podrán ser adoptados por dos papas o dos mamas, como naturalmente debió ser siempre. ¡Cómo no nos habíamos dado cuenta hasta ahora!

Otra cuestión que se me plantea es si a quien considere que el pepino es solamente un comestible fruto de la planta herbácea del mismo nombre se le debe tildar de homófobo, pues ahora hay que andarse con mucho cuidado a la hora de hablar. Díganselo a Don Aquilino.

Las nuevas familias además de explicarle a sus niños los diversos manejos del pepino les adoctrinarán en el nuevo concepto de tolerancia, es decir, los demás deben callar porque viene Conde Pumpido y les riñe. Nosotros, -es decir,  los del pepino-, podemos pedir la quema de la Conferencia episcopal, la dimisión de cualquier político que no vote lo que queramos y además decidimos quien puede o no opinar o salir a la calle a manifestarse. De paso les mostraran que la plenitud como persona sujeto de derechos consiste en andar en pelotas por la castellana mostrando las vergüenzas, le guste o no al personal. Como dijo Zapater desde ahora España es un país más decente.

Víctor Luis Díaz Haces

victorhaces@hotmail.com