Llama la atención el escaso efecto que los bombardeos aéreos provocan en el ISIS, el grupo terrorista del califato islámico.

Que Barack Obama (en la imagen) es el presidente más pusilánime de la historia reciente de los Estados Unidos parece fuera de toda duda. Pero que haya montado toda esta parafernalia para que los fanáticos continúen penetrando en Siria e Iraq es algo que da que pensar.

O a lo mejor tenía razón George Bush: las comadrejas han aprendido cómo protegerse de la cobarde guerra desde el aire, porque la realidad es que no se pueden matar moscas a cañonazos.

En cualquier caso, lo que está claro es que a Obama no le importa la matanza de cristianos en el creciente fértil. Ahora mismo, tal parece que el único que sabe resistir al califato desde tierra es el presidente sirio Bashar al Assad. Deberíamos rehabilitarle y Occidente debería recuperar a Putin para pararle los pies al fanatismo islámico.

En cualquier caso, ¿realmente está Obama atacando al califato islámico Porque no se nota nada.

Hispanidad

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