Como ya informara Hispanidad.com, Raúl Rivero, llegó a Madrid. Nos equivocamos por dos días. Nosotros hablamos del día 30 y finalmente ha aterrizado en el aeropuerto de Barajas a mediodía del viernes 1 de abril. Curiosamente, la disidencia no tenía ninguna información al respecto, mientras que la número dos del PSOE, Trinidad Jiménez acudió a recibirle al aeropuerto. A los 10 minutos, la Cadena SER, todo profesionalidad, ofrecía la noticia. Pero, por supuesto, todo es una mera casualidad. Y también casualmente, el viernes el Consejo de Ministros ha autorizado la firma del acuerdo sobre transporte aéreo entre España y Cuba, dejando sin efecto el anterior Convenio de 19 de junio de 1951.

Rivero es un poeta encarcelado por escribir en un régimen que encarcela la libertad. Se encontraba -como hemos informado- en "licencia extrapenal por motivos de salud". Es decir, que en cualquier momento en que se recuperara, podría regresar a las rejas. Buscaba más que nada salir de aquel infierno junto a su familia. Y lo ha conseguido. No mira quién le saca, ni para qué. Sólo quiere salir. Y quien le ha tendido la mano es el PSOE, curiosamente el partido del gobierno que ha destensado las relaciones con la dictadura, y el que trabaja ahora en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra para evitar que Cuba sea sancionada por violar los derechos humanos.

El rostro de Raúl Rivero es el mejor producto. España y el régimen castrista lo venderán como el fruto de la distensión. Se olvidarán que durante los últimos 12 meses, 21 nuevos cubanos han sido retenidos por motivos políticos. Pero eso no parece interesar a nuestro gobierno, personado por los intereses empresariales.