Aguirre consultó su decisión con Francisco Camps. Mariano Rajoy aplaude la medida: así se libra definitivamente de un posible competidor en el PP. Gallardón no se atreve a enfrentarse a Rato y es un hombre consenso hasta con los socialistas. En su día, el ex del FMI rechazó la oferta por dos razones: era una oferta residual de una batalla política y, además, tampoco se cobra tanto dinero. Mientras, Blesa continua aferrado al sillón  y resistiendo los ataques de los periodistas amigos de la presidenta: Pedro J. Ramírez y Federico Jiménez

Hispanidad lo contó en su momento, antes del Congreso del PP celebrado en junio, en Valencia. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ofreció a Rodrigo Rato, entonces recién llegado a España, que se presentara al Congreso como alternativa a Mariano Rajoy y con ella como secretaria general. Rato no veía clara la victoria y, sobre todo, la post-derrota. Entonces Aguirre sentenció: si perdemos, tienes la Presidencia de Caja Madrid a tu disposición.

Rato respondió que no, no lo veía claro, y comenzó a coleccionar consejos, especialmente los de Lazard, que representa su sueldo más elevado, ahora, tal y como está el mercado, Lazard, dedicado a estrechar manos entre empresarios, tiene poco trabajo y pocas manos que apretar. Ahora, a lo mejor le convence ganar menos en una entidad señera.

La candidatura de Rato tiene todas las ventajas: Mariano Rajoy, que se había aliado con Blesa sólo por fastidiar a Esperanza Aguirre, feliz: así se le quita de en medio definitivamente. Gallardón no es amigo de Rato, precisamente, pero también él tendrá que callar ante este candidato. El miércoles, Esperanza Aguirre y el valenciano Francisco Camps, cada vez más influyente en el marianismo y con no pocos problemas en su tierra natal, con Bancaja y la CAM en el ojo de mira de muchos. Tampoco Aznar, siempre proyecto de Blesa, puede oponerse a Rato, que hace tiempo dejó de considerarle su jefe. Para ser exactos, los dos hombres fuertes del PP de antaño ni se hablan. El propio PSOE no vería con malos ojos a un Rato en Caja Madrid. Siempre le han tenido cierto miedo como candidato político.

Pero en el entretanto, Blesa no se rinde. El intento de cambiar los Estatutos para perpetuarse en el poder y renovar en 2009 otros seis años le están conduciendo al ridículo. No obstante, no está dispuesto a dar la batalla por perdida. Por de pronto, resiste los ataques de los dos periodistas amigos de doña Esperanza. El director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, y el locutor Federico Jiménez, aunque esto último tampoco representa mucho problema: con los buenos anunciantes siempre se muestra especialmente sumiso.