El ex vicepresidente decepcionó en su conferencia de casi dos horas explicando los cambios del mundo

La expectación como ya dijimos en nuestra edición del martes era máxima. Algunos suponían que Rato iba a dar una lección de economía magistral y de paso meterle un repaso a Zapatero. No hizo ni una cosa ni la otra. Muchos no fueron aceptados en el salón porque ya estaba a rebosar. No se perdieron nada. El comentario generalizado a la salida fue de decepción: No se ha mojado. Y es que Rato no dijo nada en casi dos horas de conferencia y posterior coloquio. Lo cual tiene mérito. No dijo nada de nada, más allá de señalar que estamos ante un nuevo mundo y que las relaciones en el futuro no serán como en el pasado, que China se ha convertido en un actor muy importante, que el G7 ha quedado desplazado por el G20, que el motor de la economía serán los países emergentes y que los países occidentales deben ahorrar más y los asiáticos lanzarse a consumir. Vaguedades calculadas con un mensaje divertido, pero poco serio. Reconoció que no le habría gustado tener que tomar las decisiones que se han tomado en los últimos meses. Incluso al ir terminando la conferencia señaló que vamos a ir terminando porque Uds. tendrán otras cosas que hacer y yo no tengo mucho más que decirles. Una tomadura de pelo. Un bluf o una ambigüedad calculada de cara a sus aspiraciones para alcanzar algún puesto bien remunerado en el mundo empresarial.
Quizás quiso mantenerse en el candelabro, pero la verdad es que para la City, la estrella de Rato se ha estrellado. Lo único interesante que llegó a decir es que la competitividad se iba a conseguir de todas maneras con mucho paro o con poco paro; y mejorar competitividad con paro es una manera muy brutal de hacerlo. ¿Alternativas? Tampoco. Por último, advirtió sobre el riesgo de que los burócratas definan los sectores de futuro. No habló expresamente de la Economía Sostenible, pero no hacia falta.

Algunas de las cosas que dijo son las siguientes:

La afirmación de que los mercados se autorregulan ya no es válida; el Estado ha tenido que sustituir al mercado hasta en la asignación de recursos. Es verdad que más regulación puede ahogar la recuperación, pero no es verdad que los mercados tengan capacidad de autorregularse; hemos aprendido que los mercados perfectos con información perfecta no existen. Todo un descubrimiento.

"La afirmación de que estabilidad de precios es igual a estabilidad financiera ya no es cierta; la crisis ha estallado en un momento de control inflacionaro. Un crack.

"Estamos asistiendo a una época en la que personas tan poco sospechosas de intervencionistas como el presidente del Banco Central Suizo señala a las entidades financieras multinacionales como potenciales sujetos de riesgo y en los que la City plantea la posibilidad de establecer la tasa Tobin. ¿Y le parece bien o mal? ¿O más bien está descolocado?

Algunos plantean que los bancos del futuro serán utilities, esto está en la agenda de Obama; no serán innovadores ni baratos, pero no dan problemas. ¿Está a favor o en contra? No contesta aunque posteriormente señala que no hay demonizar a los derivados porque nos cargaríamos la innovación financiera. Sí está de acuerdo con una mayor transparencia. ¡Faltaría más!

El dilema del guardameta señala que si el guardameta estuviera quieto pararía más goles que moviéndose; lo mismo cabe aplicar a los gobiernos ¡Pero a ver qué Gobierno se queda quieto! La conclusión es que muchas de las actuaciones públicas han sido ineficaces. ¿Cuáles? La pregunta queda sin responder.

¿Estamos en inflación o deflación? Si miramos las bolsas, el riesgo es inflacionista, si miramos el mercado de bonos, el riesgo es deflacionista. ¿Y Ud. qué opina, Sr. Rato?

Subida de impuestos. El timing es importante; los que subieron impuestos en el 31 y en 97 se equivocaron, subieron impuestos antes de tiempo. ¿Y Zapatero se equivoca? Tampoco hay respuesta.

¿Qué es mejor entrar en el capital o comprar activos?, le preguntan. ¿Para quién?, responde haciéndose el gracioso. Tras una larga explicación, concluye: Lo veremos al final del partido. O sea, no tengo ni idea.

Cambio climático. Sugirió que los que opinan que el cambio climático obedece a la mano del hombre, están en lo cierto y apela a que China e India se sumen al consenso.

Ladrillismo. No es fácil sustituir el ladrillo; ningún país que crezca en su potencial lo hace sin el sector constructor. Esto se le entiende mejor.