Para estos importantes retos, Rato estará rodeado de "los mejores economistas del mundo", según sus propias palabras. Eso sí, no coinciden con el "mejor equipo económico" del que Rato presumía en la Vicepresidencia económica. Y no coinciden porque Rato deberá irse al FMI solo. Y el más destacado miembro del "mejor equipo económico", Cristóbal Montoro, deberá conformarse con ir a Bruselas a ver llover.

En Washington esperan a Rato cerca de 1.000 profesionales bien remunerados y mejor pagados de sí mismos. Gestionar tanta acumulación de inteligencia y vanidad no resultará tarea fácil, máxime si -como asegura- quiere que la institución evolucione "como lo ha hecho hasta ahora".

Por otra parte, la ortodoxia económica y el carácter supuestamente técnico del Fondo dejan escaso margen de maniobra para decisiones de carácter discrecional. Rato defiende que la combinación de ambas asegura mejor los buenos resultados y que el FMI seguirá imponiendo soluciones necesarias para el interés general, aunque los responsables de aplicar las políticas sean los gobiernos.