Se llama Ransés Pérez Boga (en la imagen) y es el presidente de los Inspectores de Hacienda del Estado (IHE).

Tan selecto cuerpo ha tenido una idea brillante: legalizar la prostitución y las drogas. De esta manera, aseguran que el Estado recaudaría más dinero. Aunque no lo hacen sólo por eso, no les crean tan materialistas. Lo hacen porque así, las pobres prostitutas podrían tener su contrato legal con todos y cada uno de sus derechos. Vendes tu cuerpo al primero que pase pero, eso sí, con las necesarias garantías legales y cotizando para la pensión del porvenir.

Ransés -Nefertiti no estaba presente- ha asegurado que ellos, más que proponer, lo que quieren es abrir un debate, que no es lo mismo. Abrir un debate es mucho más democrático que proponer algo.

¿Y esto por qué Ransés lo tiene claro: porque, a lo largo de su trabajo como inspector del Fisco -una dura oposición que exige poner mucho talento sobre la mesa- se ha percatado de que la prostitución existe… y la droga también. Y claro, si algo existe, debe ser regulado. Es algo parecido al Bacilo de Kock, que también existe, por lo que debe ser regulado, es decir, legalizado. Incluso existe el fraude fiscal, por lo que también debe ser regulado.

Pero la legalización de la prostitución nos lleva a una serie de interrogantes (ninguno ético, por supuesto. Lo único que existe y que no debe ser regulado es la ética). Por ejemplo, ¿si legalizamos a la trabajadora puta -o puto, no seamos sexistas-, ¿no habría que legalizar al empleador, es decir al proxeneta, vulgo chulo

Eso sí, Ransés -no estaba Nefertiti- nos dice que él con las mafias no quiere saber nada. Ahí discrepo. Si legalizamos la prostitución, y también la droga, ¿por qué no legalizar y regular a los pobres mafiositos, que se ganan el pan cada día con riesgo de muerte, cárcel y conflictos legales Pobres seres siempre perseguidos, sin un hogar donde poder descansar al finalizar el día.

Los inspectores de Hacienda -al menos Ransés y Nefertiti- no juzgan a la puta -o al puto- que vende su intimidad por dinero, eso no sería progresista. Lo que busca Ransés -creo que también Nefertiti- es que el Estado recaude más. Por eso, dentro de este noble empeño de colaboración, yo propongo a Ransés, y a Nefertiti, que abran un debate sobre la legalización del homicidio. El matón o el asesino, sobre todo si es un buen profesional, también tienen derecho a Seguridad Social y jubilación. ¿Acaso no realiza un trabajo en toda regla Acaso alguien le ha obligado a convertirse en un matón ¿No ha elegido libremente su profesión ¿No contribuye al Producto Interior Bruto del país como un campeón

Y los inspectores corren a favor de la corriente del propio Gobierno, que ha decidido ampliar el PIB español introduciendo en su cómputo actividades ilegales pero, al parecer, muy lucrativas. Entre ellas, droga y prostitución.

Y todo esto me recuerda a la inefable Elena Valenciano, quien en pleno debate con el menos inefable Arias Cañete, nos soltó aquello de que sus dos hijos eran lo más importante de su vida, pero que lo bueno es que los había tenido en libertad. Imagínense que, con idéntica libertad, hubiese decidido matarlos. Pues bien, las putas -y los putos- libres, lo mismo. No importa lo que hagas, muchacho, lo que importan son dos cosas: que lo hagas libremente y que pagues a Hacienda.

Pregunten a Ransés... o a Nefertiti.   

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com