No es posible luchar contra una imagen, braman los famosos. Pues bien los medios españoles han creado la imagen de un Mariano Rajoy que busca el futuro. Hoy mismo, varios humoristas pintan la escena política del primer partido de la oposición alrededor de una de esas frases vacías, que por huecas hacen correr ríos de tinta. Desde hoy, aquí sólo se habla de futuro.

La verdad es que el futuro es un niño en las rodillas de los dioses, algo en lo que el hombre poco puede influir. Lo propio de las personas es el presente. Además, el futuro no es la tierra de los privilegiados, es simplemente lo que viviremos todos, a golpe de sesenta segundos por minuto, con esfuerzo o sin él.

Pero es igual. Una vez que tenemos al hombre del futuro, hay que inventarse a la contra, al anticuado, sea Aznar, Acebes o Zaplana. Y aquí empieza el choteo. Veamos, fue Rajoy quien indujo a Josep Piqué a pedir una modernización del Partido, concretada en Acebes y Zaplana, considerados el excipiente prescindible. Lo importante es reparar cuándo hace Piqué esa afirmación: inmediatamente después de la pérdida de Galicia, la Baviera del PP. En definitiva, la vieja guardia del PP, que no es el pasado pero que tiene un colmillo retorcido enorme, había advertido a Rajoy de que no puede estar perdiendo elecciones continuamente sin pagar un precio por ello. Rajoy perdió el 14-M (bien es verdad que fue vencido por Zapatero gracias al 11-M), pero es que luego ha seguido perdiend perdió las europeas, perdió Galicia, y el panorama que ofrecen los sondeos es que también perderá las municipales y autonómicas de 2007. En definitiva, para mantenerse en el cargo, Rajoy necesita culpables, necesita gresca interna en el PP. Es su única posibilidad de que caigan las cabezas de sus colaboradores y mantener la suya propia.

Un detalle: las mejores cabezas económicas del Partido Popular (Loyola de Palacio, Cristóbal Montoro, Elvira Rodríguez, José Barea, etc.) andan perdidos en la banca privada, en Bruselas o en los servicios de estudios. Los que discuten de números con Solbes son segundones, o barones regionales o Esperanza Aguirre.

Y no sólo ha perdido sino que se ha quedado política y socialmente solo .No nos engañemos, no han sido sólo los gallegos los que se han apartado de él, es que el mundo de la economía también lo ha hecho, y, especialmente, el PP ha perdido el mundo mediático, la pérdida más terrible de todas. Y ha perdido ese electorado que no está dispuesto a renunciar a una serie de principios, por ejemplo de principios cristianos, a pesar de que Zapatero ha golpeado a la Iglesia con especial ferocidad. Simplemente, los españoles que votan una serie de valores contemplan cómo el PP continua mariposeando, continúa, es sólo un ejemplo, sin presentar el recurso de anticonstitucionalidad por la ley del matrimonio gay.

Al actual PP, es decir a Rajoy, le quedan los que votan contra algo. Por ejemplo, los que votan contra las tontunas de los nacionalistas vascos y catalanes o los que no soportan la insoportable levedad de la sonrisa conejil de Mr Bean y todo el carácter gelatinoso de la Alianza de Civilizaciones. Rajoy es lo mismo que Acebes o Zaplana, lo mismo que Piqué: pura superficialidad, intelectual moral e ideológica. Aznar inventó el centro reformismo y ellos, aunque apostrofen de Aznar, son sus fieles seguidores. Lo más grotesco es que ni el fundador ni sus parroquianos saben qué es ese famoso centro-reformismo.

Así que menos coñas con el futuro. Salvo, claro está, que no esté hablando del futuro, sino de su futuro. En cuyo caso, señoras y señores, no he dicho nada.

Eulogio López