Bruselas consideraba que teníamos un superávit estructural

 

Gran parte del superávit de los últimos años se explicaba por una sobreactividad inmobiliaria difícilmente sostenible en el tiempo. Esto lo veía todo el mundo. Todo el mundo que quería verlo. Pero la Comisión prefirió mirar para otro lado y considerar que nuestra economía tenía un superávit estructural. Y por lo mismo, prefirió mirar para otro lado ante lo insostenible de las cuentas griegas. Al final, ha habido que inventarse un sistema de rescate que no estaba previsto y que contempla préstamos bilaterales. El FMI ya advierte que con los 30.000 millones no hay ni para empezar. Alemania se sigue haciendo a remolona a extender el cheque. La solidaridad de carne y hueso vuelve a evaporarse. Y para hacer las cosas más fáciles, el FMI advierte de la realidad: el rescate de Grecia exige 80.000 millones. No son ni uno ni dos.