Blasco ha sido condenado también a 20 años de inhabilitación absoluta para empleo o cargo públicoLa corrupción merece su castigo. Y puede que gran parte del descontento social percibido en los resultados de las últimas elecciones europeas se deba a que la corrupción en muchas ocasiones queda impune.

Por eso, son buenas noticias las que hablan de que 'el que la hace la paga'. Hoy miércoles, la sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) ha condenado al exconsejero de Solidaridad y diputado No Adscrito en las Corts, Rafael Blasco, a la pena de 8 años de prisión y 20 años de inhabilitación absoluta para empleo o cargo público por malversar con ayudas destinadas a proyectos de cooperación en Nicaragua.

En el 'caso Cooperación' se investigaban presuntas irregularidades en la concesión de subvenciones por parte de la extinta Consejería a la Fundación Cyes en el año 2008, que recibió 1,6 millones de euros para dos proyectos en Nicaragua, de los que solo llegaron a su destino 43.000 euros, puesto que el resto se destinó a la compra de inmuebles en Valencia y al pago de unos 400.000 euros a una mercantil del considerado presunto cabecilla de la trama, Augusto César Tauroni.

Toda corrupción es mala, pero la que se hace con fondos destinados a los que más la necesitan es peor.  

Andrés Velázquez
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