Algunos editores tratan de aprovechar su presencia en tan piadoso evento para solicitar ayudas al Gobierno Zapatero

 

Al final entre empresarios -todos muy píos- editores -aun más piadosos- y tertulianos -para qué contarles: interminables y devotísimos rosarios- en el desayuno de oración de Barack Obama han participado 75 españoles. 

No todos viajaron en el vuelo fletado Moncloa, que, en principio sólo admitía a 50 invitados. Pero ahí surge la primera duda: Si el avión lo fletaba el Gobierno, ¿quién lo pagaba, el Gobierno o los invitados?

Además, ha habido empresarios que han preferido ir en viaje aparte, entre otras cosas porque algunos de ellos han aprovechado para avistar sus filiales en la zona.

Al final, se hablaba en Madrid, el furgón de cola, porque todos querían ser invitados a rezar en Washington, por lo que Moncloa creó un coche de cola y la cifra se elevó a 75, precisamente, en ese coche de cola se ha metido José Manuel Vargas, consejero delegado de Vocento, del que dijimos que no acudiría a la reunión porque, en efecto, no estaba invitado.

Lo de los editores y periodistas egregios tiene lectura parte. Allí estarán por ejemplo, dos periodistas muy necesitados de muletas gubernamentales: Juan Luis Cebrián y Pedro José Ramírez, dos hijos fidelísimos de la Iglesia. Y también FG, presidente del BBVA, faltaría más. Y esto es bello e instructivo, porque en el ánimo de algunos está aprovechar los recesos en las preces para hablar sobre el plan de ayudas del Gobierno a la prensa, que camina muy despacio.

Una pregunta. Si muchos de los asistentes se confiesan agnósticos: ¿A quién le están rezando?