Entre los que tienen una opinión negativa o ponen en entredicho el Pontificado de Juan Pablo II el Grande y desconfían del nuevo, Benedicto XVI, hay algunos que se definen -no tengo porque dudar de que lo son- como católicos, no obstante, da la impresión que involuntariamente y de buena fe están actuando como algunos de los primeros cristianos a los que San Pablo reprocha sin ambages su particular visión, puramente humana: Yo planté y Apolo regó, pero quien hizo crecer fue Dios. Nada son ni el que planta ni el que riega, sino Dios que pone el incremento. El que planta y el que riega son el mismo... Ya sea Pablo, o Apolo, o Cefas, o el mundo, o la vida, o la muerte, o el presente o el futuro, todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo, de Dios I Corintios, 3, 6 y sig.

Ante tanto particularismo y expresar pareceres sobre lo que tiene que ser, porque a mi me lo parece, es que lo que la Iglesia necesita..., pido que nos atrevamos a rectificar como hicieron los corintios por la palabra de Pablo, que nosotros lo hagamos con la de Benedicto XVI, apoyando la recristianización y dejando sea Dios quien ponga el incremento.

Jesús Domingo Martínez

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