Los jóvenes leoneses del PP son los únicos en el partido que consideran positivo el mandato de Mariano Rajoy. Bueno, no sé exactamente si lo consideran positivo, pero están convencidos de que la cosa marcha, de que se puede ganar al PSOE de Zapatero, aliado con todos los demás y al que las encuestas dan una ventaja en intención de voto que les aproxima a la mayoría absoluta. Por ejemplo, Soraya Sáenz de Santamaría, ahora tan de moda por la entrada en otro ciclo electoral, de la mano de las autonómicas y municipales de dentro de un año, considera que las encuestas cambian y de que el sesgo centro-reformista que ha impreso Mariano Rajoy acabará por convencer a los españoles. Es decir, es tan ingenua que no se ha dado cuenta de que el centrismo es como el metro en hora punta: no convence a nadie pero todos saben que es necesario estar en él, aunque sea de forma virtual.

Lo cierto es que el Partido Popular está en franca descomposición. El PSOE de Zapatero ha conseguido aliarse con todos y contra el PP, le ha aislado. Un aislamiento, por cierto, que comenzó a denunciarse en el periodismo electrónico y que ahora recogen como propio, es más, como un gran descubrimiento, los medios tradicionales.

¿Es esto malo? Personalmente, y espero no epatar a nadie, pienso que es buenísimo, lo mejor que le puede ocurrir a la política española, después de la jubilación del dúo Sacapuntas, es decir, Zapatero y Fernández de la Vega, es el hundimiento del Partido Popular, convertido hoy en un saco de complejos, con un serio problema de identidad y recogiendo lo peor del progresismo de izquierda y lo peor del capitalismo de derechas, dos elementos que, convenientemente revueltos y agitados, piensan las sorayas, darán como resultado un monstruo gelatinoso llamado modernidad. El PP ha mercadeado tanto com sus principios, que ya no se sabe exactamente dónde está. Es el partido del mal menor, a quien votan decenas de miles de españoles por la sencilla razón de que si no voto al PP ganará el PSOE. Y esto no es que sea bueno o malo, es que es un error: ningún partido llega al Gobierno como mal menor.

Lo mismo ocurría con la UCD, vencedora de dos elecciones generales y en el poder hasta 1982. La confusión en su ideario, pensamiento y estrategia era de tal calibre que cambió el Gobierno por la marginalidad casi sin pasar por la oposición.

Fue Alianza Popular, hoy el Partido Popular, quien recogió los votos perdidos por la UCD, y quien ha vivido de esos réditos desde entonces, durante 22 años, en principio como primer partido de la oposición, luego como Gobierno.

Pero el miedo al mal menor es muy grande. Lo he vivido desde Familia y Vida, un partido neonato que todavía no ha conseguido despuntar, precisamente porque se le comió el mal menor.

Pero pensémoslo de otra manera. Respondamos a dos preguntas nada ideológicas y ferozmente prácticas:

1. ¿Puede el actual Partido Popular imponerse al PSOE y todos sus aliados nacionalistas e izquierdistas? ¿De verdad hay alguien tan ingenuo como para creerse eso?

2. Si se hunde el partido Popular, ¿su votante tradicional optará por el PSOE? Esta pregunta pueden planteársela a sí mismos muchos votantes del PSOE.

No, votar a una alternativa coherente con los propios principios no es tirar el voto, es recuperarlo del sunami informe en que se ha convertido el PP. Otras formaciones, fieles a una serie de valores, recogerán el voto huido del PP como en su día el PP recogió el voto huido de la UCD. Especialmente hora, cuando Zapatero practica la postura que su portavoz, Fernando Moraleda todo un personaje- ha definido como ambivalente: con la mano izquierda hace política social es decir, furiosamente anticlerical, atentatoria contra la vida, contra la familia, contra la Iglesia, contra la libertad de enseñanza, contra la propiedad privada y contra las libertades individuales- mientras con la mano derecha hace política económica, es decir, capitalista y especulativa. Una definición tan certera como repugnante.

Eso sí, sería mejor que el PP se estrellara en las municipales del 2007, para que la gente ya tuviera claras las cosas en las Generales de 2008. De otra forma, no haremos más que alargar la agonía. El propio Rajoy afirmaba hoy en una emisora de radio (ver Radio y TV) que se planteará su continuidad si pierde las elecciones se entiende las de 2008, que es a las que se presenta él mismo-. Pero hombre, don Mariano, que no : que a usted no le van a dejar llegar hasta el 2008 si se estrella el 2007. No le dejarán en su propio partido.

Cuanto antes eclosiones la crisis, mejor.

Eulogio López