Tras su estancia en Fátima, probablemente sea este el segundo viaje más importante del pontificado de Benedicto XVI. Mejor no glosarlo, mejor dejar hablar al pontífice.

En Hyde Park, el Papa habló de un nuevo tipo de martirio: ser ridiculizado: En nuestro tiempo, el precio que hay que pagar por la fidelidad al Evangelio ya no es ser ahorcado, descoyuntado y descuartizado, pero a menudo implica ser excluido, ridiculizado o parodiado.

Decíamos ayer que Benedicto XVI, en su discurso en el Parlamento de Westminster había reivindicado la capacidad de la razón humana para alcanzar la verdad. En la vigilia de oración dijo lo siguiente: Newman nos recuerda que, como hombres y mujeres a imagen y semejanza de Dios, fuimos creados para conocer la verdad, y encontrar en esta verdad nuestra libertad última y el cumplimiento de nuestras aspiraciones humanas más profundas.

En un mundo desesperado, donde tantos se conforman con sobrevivir, el pontífice asegura que cada uno de nosotros está llamado a cambiar el mundo, a trabajar por una cultura de la vida, una cultura forjada por el amor y el respeto a la dignidad de cada persona humana.

Juan Pablo II también luchó contra la pederastia clerical. Por eso, Benedicto XVI cifra en 10 años: Es deplorable que, en neta contradicción con la larga tradición de la Iglesia de cuidar a los niños, éstos hayan sufrido abusos y malos tratos por parte de algunos sacerdotes y religiosos. Todos nos hemos concienciado mucho más de la necesidad de proteger a los niños, y vosotros sois una parte importante de la respuesta de amplio alcance que la Iglesia está dando a este problema. Aunque nunca podremos estar satisfechos del todo, el crédito se debe dar cuando es merecido: hay que reconocer los esfuerzos de la Iglesia en este país y en otros lugares, especialmente en los últimos diez años, para garantizar la seguridad de niños y jóvenes y para mostrarles respeto a medida que se encaminan a la madurez.

Ante las hermanas de los ancianos desamparados, el Papa recordó a nuestros mayores que Cada uno de nosotros es querido, cada uno es amado, cada uno es necesario La vida es un don único, en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural, y Dios es el único para darla y exigirla.

Para los jóvenes, un recuerdo que viene de los siglos: sin oración mental, a ser posible en silencio, la vida se queda sin motivo: Jesús está siempre allí, esperando serenamente que permanezcamos junto a Él y escuchemos su voz. En lo profundo de vuestro corazón, os llama a dedicarle tiempo en la oración. Pero este tipo de oración, la verdadera oración, requiere disciplina; requiere buscar momentos de silencio cada día.

En la catedral católica de Westminster, dedicada a la sangre de Cristo, el pontífice recordó que Dios está realmente presente en la eucaristía: La realidad del sacrificio eucarístico ha estado siempre en el corazón de la fe católica; cuestionada en el siglo XVI, fue solemnemente reafirmada en el Concilio de Trento en el contexto de nuestra justificación en Cristo. Aquí en Inglaterra, como sabemos, hubo muchos que defendieron incondicionalmente la Misa, a menudo a un precio costoso, incrementando la devoción a la Santísima Eucaristía, que ha sido un sello distintivo del catolicismo en estas tierras.

Y hasta hubo momentos para poner en solfa el salvamento de los bancos con dinero público: de la misma manera que algunas instituciones financieras son demasiado grandes para quebrar y se han gastado grandes recursos para impedir que lo hagan, también el desarrollo humano de los pueblos del mundo no es menos importante, una empresa digna de la atención del mundo, que es también 'demasiado grande para quebrar.

Y por cierto, la economía es, ante todo, moral: toda decisión económica tiene una consecuencia moral, pero llevándola aún más lejos y aplicándola a la esfera política. Era, como un comentarista apuntó, una llamada a la unión, y un motivo, para que la religión no sea desechada por la sociedad laica.

Al corazón se le habla desde el corazón, aseguró el Papa en su homilía durante la beatificación del cardenal John Henry Newman, celebrada en Birmingham.

Benedicto XVI ha convencido a la élite británica, al pueblo británico e incluso a la sociedad británica. Pero no a la prensa progre española. ¿Por qué será?

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com