Si quieren entender lo que pasa –y sobre todo lo que no pasa- deben observar la portada de hoy, miércoles 28 de octubre, del diario Expansión. Dos notas. En la primera se nos informa que el diario Financial Times aconseja a Mariano Rajoy que pida el recate a Europa "por el bien de España". Mis entrañas se emocionan ante la solicitud de quien nos colocó el calificativo de "país cerdo", porque, pueden creerlo, no lo hacían con mala intención.

Mientras, el apoquinado presidente español asegura que no hay negociaciones sobre un rescate porque España no lo ha pedido, aunque no descarta, como debió hacerlo, que vaya a pedirlo en un futuro próximo.

Pues mire usted, don Mariano, lo que tiene que hacer es salirse del euro y, si no lo hace no pedir un rescate que supondría convertir a España en una colonia europea, a las órdenes de la canciller Merkel y de los mercados financieros cuyo portavoz es, casualmente, Financial Times.

La segunda aportación la ha hecho Adolf Todó, el conductor de Catalunya Caixa, un buen banquero, dicho sea de paso: "Liquidar Catalunya Caixa costaríamás que venderla". Pues no Adolfo, te equivocas de medio a medio. Desde Hispanidad llevamos cinco años de crisis pidiendo que se deje quebrar alos bancos quebrados. Ahora bien, en una quiebra o en su paso previo, el concurso de acreedores, es el juez quien decide quién debe cobrar primero según los activos de la entidad liquidada, y quién se queda sin cobrar. Liquidar Catalunya Caixa -o Banco de Valencia o NCG Banco o la propia Bankia- saldría muy barato si se responde de los depósitos y se paga a los inversores para los que haya dinero. Eso es liquidar una entidad. Exactamente igual a lo que se hace con la panadería de la esquina cuando quiebra.

Liquidar una entidad pagando a todos sus acreedores no es liquidar: es nacionalizar la banca, que es lo que pretenden los especuladores, que la han llevado a la ruina, y la izquierda que no entiende nada.

Es decir, lo que Hispanidad ha pedido es que se cierren los bancos zombies, que se responda de los depósitos pero no de las inversiones. El inversor ha arriesgado porque quería ganar más: pues lo sentimos mucho si lo ha perdido,  pero no tenemos que pagarlo entre todos.

Y de esta forma, sí que acabaríamos con la crisis y de forma muy, muy barata. Sólo hay que cumplir un doble axioma: quien pierde paga y quien gestiona mal debe acabar en el banquillo.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com

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