1. El movimiento secesionista catalán puede terminar el mismo día en el que CiU y ERC rompan. Y ese bloque se está agrietando, por momentos, desde que Artur Mas renunció al referéndum del 9 de noviembre. Sólo hay algo que podría volver a unirlos:
Por tanto, que ni por un momento se le ocurra a Rajoy, o a los sorayos, recurrir la nueva consulta que, por su carácter alegal y un pelín chapucero, más parece una macroencuesta que referéndum.3. Y finalmente, si se consigue la ruptura final del bloque secesionista y ligeramente, si Madrid consigue que Oriol Junqueras y Artur Mas rompan, el 'número uno' de Convergencia podrá plantearse acabar la legislatura con una alianza entre CiU y PSC, la famosa sociovergencia, entre Artur Mas y Miquel Iceta (en la imagen). De esta forma la ruptura del bloque nacionalista aún sería mayor y se evitarían unas elecciones plebiscitarias. Y a partir de ahí, a lo mejor volvía la sensatez. Y hasta sería posible un acuerdo económico entre Madrid y Barcelona… que fue lo primero que debía haber ocurrido, dos años atrás.
Porque la independencia de Cataluña ha sido casi superada. Lo que no se ha superado es la llamada fractura social provocada por el secesionismo. Es decir, el guerracivilismo provocado por la locura que ha asolado Cataluña y por la falta de sensibilidad de La Moncloa. Y ese guerracivilismo puede durar toda una generación, además de provocar miríadas de personas tarden en recuperar la sensatez y el vacío provocado por un proyecto frustrado que, aunque no hubiera resultado un fracaso, jamás hubiera podido llenar una vida.
Ha sido la descristianización de Cataluña y de España la que provocó esta locura. No lo estropeemos ahora.
Eulogio López
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