La gran obra contable del actual gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, fue la introducción, nada más acceder al cargo, de las llamadas provisiones estadísticas. En definitiva, los bancos españoles, como todos sus colegas europeos, deben tener un remanente para cubrir la morosidad. Ese remanente tiene en España tres escalones sucesivos: un fondo específico, uno genérico y un fondo estadístico. Lo que no existe en Europa es el tercer escalón, el estadístico.

 

Para que se hagan una idea, durante el primer trimestre del año, todo el conjunto de bancos que operan en España destinaron 110 millones de euros al fondo específico, 138 al genérico y 334 al estadístico. Éste último podían habérselo ahorrado en cualquier otro país europeo.

 

Y todo esto coincidiendo con un índice de morosidad en mínimos históricos. La banca española lleva cinco años con una morosidad inferior al 1% de los créditos concedidos. Para ser exactos, a 31 de marzo cerró con 0,79%.

 

En definitiva, los bancos españoles se quejan al emisor de que les somete a un marcaje demasiado estrecho y que no compiten en igualdad de condiciones que sus colegas. Uno de los asesores de la patronal bancaria española AEB, Juan Basurto, ante un grupo de periodistas, empleo más de siete minutos en intentar explicar el descontento de la banca sin ofender al venerado instituto supervisor, es decir, al Banco de España.

 

Lo cierto es que dotar 334 millones de euros en un trimestre, con la morosidad por los suelos, y simplemente porque te ha crecido el negocio, es como para mesarse los cabellos. Lo dicho: el gobernador Caruana se ha empeñado en tener los bancos más solventes de Occidente y en conseguirlo a golpe de maza… de maza contable se entiende.