La organización de consumidores, OCU, aconseja a los tenedores de preferentes de Bankia, canjeadas por acciones, que vendan sus nuevos títulos cuanto antes. Pues hombre, si los preferentistas ya han perdido el 79% de su valor y los títulos continúan bajando, no me parece un consejo acertado. Que están atrapados, sí, pero llevan atrapados mucho tiempo. Los preferentistas han perdido ya cerca del 80% de su valor.

Pues yo les aconsejaría lo contrario. Desde su salida a bolsa, con Rodrigo Rato, las acciones de Bankia -y sin contar el contra-split o agrupamiento de acciones de 100 en 1- han pasado de 3,75 euros por título a 54 céntimos. En definitiva, que el inversor en acciones ha perdido casi el 100 por 100 de su valor.

Pero, precisamente por ello, yo aconsejaría, a ex-preferentistas y accionistas que no vendieran, que se quedaran. La razón es muy sencilla: la cotización de Bankia seguirá siendo un desastre durante los próximos meses. Ahora bien, el banco tiene la garantía del Estado -sí del Estado español, no de la Troika, que no regala nada, sólo presta- y probablemente recibirá una nueva inyección de dinero. Además, ha reducido gastos de plantilla y gastos generales. Si logra salir adelante -y Goirigolzarri (en la imagen) es un buen banquero- los títulos se revalorizarán y, a medio plazo, Bankia está llamada a ser vendida o a fusionarse con otra entidad. En ambos casos, los titulares de acciones que hayan tenido paciencia se verán recompensados.

Oiga, ¿y esto es bueno No, por supuesto que no. Una cosa es que aconseje a los actuales accionistas que se queden y otra es que Bankia, como todos los bancos quebrados, no debía ser ayudado por nadie: se deberían haber satisfecho los depósitos y el inversor, fuera accionista o preferentista, debería haber sido el último en cobrar. Y así, probablemente Bankia no habría costado ni un duro al contribuyente.

Y ojo, porque a lo mejor el coste de las tres entidades nacionalizadas por el ciudadano español no ha terminado. El empeño de Occidente en salvar a sus bancos nos va a llevar a la ruina.

Ciertamente, cuando propongo que quiebren los quebrados sé lo que estoy diciendo. Mucha gente, accionistas y preferentistas, por ejemplo, pierden su dinero, pero es que arriesgaron y el envite les salió mal. Pero resulta tan desconcertante esa izquierda que, por un lado, pide que se nacionalice la banca para que nadie pierda nada, cuando lo que está diciendo es que así perdemos todos. El hecho de ver en una misma manifestación pancartas de preferentistas reclamando su dinero mientras sus compañeros de marcha exigen que no se ayude a la banca, tiene su coña.

Eulogio López

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