Sr. Director:

Los anunciantes que preparan campañas de publicidad y recurren al sexo deben de pensar que con ese reclamo refuerzan la eficacia de su mensaje. Están muy equivocados. En la publicidad erótica televisiva, el sexo es el mensaje, y el producto se olvida. Así lo destaca un experimento publicado en la prestigiosa revista Applied Cognitive Psychology.

Dirigida por los profesores Ellie Parker y Adrian Furnham, del University College London, la investigación ha comprobado que los telespectadores recuerdan peor las marcas de productos anunciados en las pausas de programas eróticos. No ocurre igual si el sexo está en la publicidad. Las mujeres retienen mejor los productos anunciados sin sexo; en cambio, los hombres se acuerdan más de los anuncios eróticos, pero no de las marcas anunciadas.

Tampoco hay diferencias entre hombres y mujeres, en la eficacia de la publicidad por el hecho de que contraste o no con el programa al que acompaña.

Por tanto, los programas eróticos siempre son un mal marco publicitario, y meter sexo en los anuncios mismos no lo remedia. Parece, pues, que el sexo solo sirve para vender sexo.

Clemente Ferrer Roselló

clementeferrer@yahoo.es