Las únicas expectativas positivas de la guerra del Líbano no proceden de Naciones Unidas sino que proceden del mismo Líbano. Decíamos ayer que el Gobierno israelí veía con buenos ojos la propuesta del gobierno libanés de desplegar 15.000 soldados ojo, del propio ejército libanés- en la zona sur del Líbano. ¿Por qué el primer ministro hebreo Ehud Olmert aceptaba esta resolución y sólo ponía como condición que Hezbolá no se colocara en esa fuerza de interposición y que el objetivo de la misma fuera desarmar a Hezbolá? ¿Acaso no nos han vendido que Israel había comenzado una guerra contra el Líbano?

No sólo eso, horas después, el propio primer ministro libanés, Fuad Siniora, advertía a Hezbolá de que en Líbano sólo hay un estado: el representado por el Gobierno de Beirut. Se demuestra que Israel no tiene ningún interés en invadir Líbano sino en conseguir que los terroristas de Hezbolá dejen de enviar misiles contra sus ciudadanos desde el otro lado de la frontera. Y también se demuestra que la causa de la tragedia del Líbano estriba en que un grupo de fanáticos islámicos controla una parte del país y es utilizado por dos potencias de la zona Siría e Irán- para lanzar ataques terroristas contra los judíos.

Por otra parte, tras casi un mes de propaganda pro terrorista en los medios occidentales se empieza a conocer la realidad. La prestigiosa agencia Reuters ha tenido que despedir a un colaborador árabe en la zona por manipular fotografías con las que pretendía demostrar la crueldad del ejército hebreo. Y no es un caso aislado. Simpatizantes de Hezbolá manipularon el famoso bombardeo de Canaá en el que murieron niños y que supuso que todo el mundo se volviera contra Israel. Era innecesario por cuanto la verdad resultaba demasiado dura. Y el diario alemán Bild Zeitung incluso ha llegado a desenmascarar al miembro de Hezbolá dedicado a realizar montajes fotográficos que contemplan millones de occidentales.

Asimismo, la utilización de civiles como escudos humanos por parte de Hezbolá ha quedado patente con la muerte de un miliciano chií del jeque Hasan Nasralah. El bombardeo no sólo acabó con su vida sino al parecer (http://hispanidad.com/noticia_ep.aspx?ID=20060809104740) con la de su esposa y sus cuatro hijos.

¿Es lógico que un miembro destacado de Hezbolá mantenga junto a sí a su familia en la zona de guerra?