El 9 de mayo los alemanes están convocados a unas elecciones regionales transcendentales para Merkel. Eso explica que el Gobierno alemán esté mareando la perdiz. O manoseando el balón sin decidir, en palabras de Almunia. La mayoría de la población alemana no es partidaria de ayudar a Grecia. No están dispuestos a pagar la fiesta a unos ciudadanos que consideran derrochadores y vagos. Lo que pone de manifiesto que la UE se ha construido sobre mimbres muy endebles: se aprueba la unión monetaria, pero no la presupuestaria. La asimetría ha puesto de manifiesto sus inconsistencias.
Pero habrá plan. Así lo ha asegurado el comisario de Asuntos Económicos en la mañana de este jueves. ¿Cuándo? En los próximos días. Sin detallar. Es decir, probablemente haya que esperar al consejo extraordinario convocado para el 10 de mayo. ¿Cuánto? Tampoco ha querido detallar. El FMI plantea la necesidad de aportar entre 120.000 y 135.000 millones de euros. La Comisión Europa señalaba este miércoles que no pondría más de 30.000 millones. No es lo mismo. Pero la Comisión sigue sin aclarar.
Así que las incertidumbres siguen tras el paso de la tormenta. No está claro si las entidades financieras van a participar en el plan de rescate aportando dinero. Tampoco está claro si el plan incluye la reestructuración de la deuda, es decir, las quitas de los bonistas. Muchos apuntan a esa decisión y en S&P señalan que sería necesaria una quita del 50%. Los bancos tenedores de deuda, por supuesto, no están por la labor.
Aún así, en la mañana de este jueves el selectivo griego rebotaba un 7%, el Ibex también rebotaba en el entorno del 2% y todo parecía regresar a la normalidad. Hasta el siguiente susto.
Y en estas llega el gurú judío Roubini y afirma que el plan de ayuda a Grecia no serviría para nada y que lo que hacía falta era la reestructuración de la deuda, es decir, las quitas y las esperas. Todo un dardo al plan europeo y a la moneda única.
Andrés Velázquez
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