El vicepresidente está extrañado de que el consenso ofrecido al PP no haya recibido respuesta, entre otras cosas porque su candidato es él y estaría dispuesto a ceder al PP el cargo de subgobernador. Solbes juega ahora el papel de malo ante el nacionalismo catalán, lo que sin duda le traerá la simpatía del mercado : ha rebajado el Estatut hasta límites inaceptables para ERC. Mientras, el resto de candidatos a gobernador continúa velando armas: Miguel Sebastián, Soledad Núñez, Gonzalo Gil no tiene incompatibilidad- Julio Segura y José Pérez. A Zapatero no le parece bien la candidatura de Solbes: considera que le necesita y no quiere ni elecciones ni crisis de Gobierno

Lo ha hecho como en los mejores tiempos de felipismo : Mientras sus responsables de imagen lo negaban con entusiasmo, Solbes filtraba a El País la reforma del Estatuto catalán: el sábado 17 las ideas y el lunes 20 el texto completo. Unas rectificaciones durísimas del enloquecido texto remitido por el Parlamento catalán y aprobado casi por unanimidad: los tres grupos políticos del Tripartito más CiU.

Pues bien, Zapatero se ha dado cuenta, y en ese sentido le presionan sus asesores de imagen, especialmente José Miguel Contreras, de que es un error seguir con ERC. El rechazo que provocan los hombres de Carod-Rovira en el resto de España les puede hacer perder votos, y no sería mala idea cambiar de socio : CiU por ERC. Ahora bien, para lograr ese paso se hace necesario aguar el Estatuto hasta tal punto que ERC no pueda aceptarlo. De eso, al menos en el aspecto económico, y especialmente fiscal, se ha encargado Solbes: la revisión del vicepresidente sobre el texto remitido desde Cataluña al Congreso de los Diputados hace que la propuesta del Gobierno, es decir, del PSOE, se parezca tanto al actual Estatut que en el Congreso se repite: para este viaje no hacían falta alforjas. Por decir algo, todo lo que Solbes ofrece a Barcelona Barcelona ya lo tiene en el actual marco estatutario.

Pero es que el plan del vicepresidente económico es otro. Años como ministro de Agricultura, luego de Economía, más tarde comisario europeo y después vicepresidente económico, Solbes está empeñado en que, a los 65 años, le gustaría cerrar su carrera profesional con el cargo de más lustre y esplendor, y no especialmente cansino, de gobernador del Banco de España. Bien remunerado y con pensión compatible con generosa jubilación europea y las prebendas propias de un ex vicepresidente: ¿Qué más se puede pedir? En primer lugar, Solbes, al igual que el Servicio de Estudios del Banco de España, está absolutamente convencido de que a finales de 2006 vendrán las vacas flacas, y entonces está dispuesto a afrontar una nueva época negra de la economía española.

Tiene 65 años y ya está muy baqueteado. Le gusta la calma y le agrada ser durante el periodo 2006-2012, gobernador del Banco de España en sustitución de Jaime Caruana. Probablemente, el último gobernador del Banco de España antes de que también las facultades reguladoras y supervisoras del sistema financiero, las que le quedan, sean transferidas también a Bruselas.

Sólo tiene un problema: A Zapatero no le gusta. El Presidente del Gobierno no nombró ministro de Economía a Sevilla ni a Sebastián, porque necesitaba a un personaje con experiencia internacional que tranquilizara a los mercados y les convenciera de que el novato de Zapatero no iba a hacer cosa raras. Ese objetivo ya se ha conseguido, y el avance económico de Solbes, hay que reconocerlo, es bueno (otra cosa es la política industrial, que es nefasta).

Justo por eso, Solbes lanzó la pasada semana un guante al Partido Popular. Lo que vino a decir, no con estas palabras, que conste, fue que el nombramiento del gobernador del Banco de España el mandato de Caruna vence el próximo mes de junio- debe hacerse por consenso de los dos grandes partidos del Parlamento. En su momento, Rodrigo Rato nombró a Caruana, pero antes habló con el PSOE e incluso se les permitió que opinaran acerca del cargo de subgobernador, que recayó en Gonzalo Gil, un hombre al que se considera próximo a las tesis socialistas.

Por eso Solbes está mosca: desde el Partido Popular nadie ha recogido el guante, y es que no está el ambiente político como para consensos. Pero es lógico, Solbes no se está jugando un nombramiento : se está jugando su nombramiento.

Insistimos, a Zapatero no le hace gracia que se le vaya Solbes. Ahora mismo, con las encuestas en contra, todo lo que desea Zapatero es no verse obligado a convocar elecciones, ni en Cataluña ni en España, y no verse obligado a remodelar el Gobierno.

Así que, en espera de que Solbes convenza a Zapatero, y puede hacerlo amenazándole con tirar la toalla, resulta que continúa barajándose lo mismos nombres, y todos ellos darían algún día de vida por ser gobernador del Banco de España o, al menos, subgobernador.

Además del citado Miguel Sebastián, que si Solbes logra su propósito podría pasar a liderar la economía española, y que además está un poco quemado por el caso Sacyr-BBVA (FG, desde luego haría todo lo posible para que Sebastián no fuera gobernador), tenemos a Soledad Núñez, directora general del Tesoro y Política Financiera. Soledad viene de la Casa y es, a título de anécdota del destino, hija del inspector del Banco de Navarra, aquella pequeña entidad que, en 1978, tuvo el honor de abrir la crisis bancaria española de los años ochenta.

También está Pepe Pérez, ex director general del Banco de España que abandonó la entidad para marcharse al BBV a ganar dinero, algo que alguno funcionarios de la casa aún no le han perdonado.

Cómo no, está Julio Segura, un hombre que no oculta sus deseos de acceder al cargo de Gobernador. Segura es socialista, consejero del Banco de España en representación del PSOE y uno de los que mejor se conoce el Caserón de Cibeles.

Queda Manuel Conthe, presidente de la CNMV, al que su proyecto mordaza ha puesto en entredicho, y le ha invalidado, no sólo para acceder al cargo de gobernador sino quizás también para mantenerse en la Presidencia de la CNMV. Su sueño de fusionar ambos organismos se ha perdido para siempre.