Sr. Director:



El infierno era el lugar de los condedanos. Después dejo de ser incluso un lugar. En el entreacto muchos se encargaron de quitarlo de en medio; de hacerlo desaparecer. Claro que es cierto que algunos lo utilizaron en exceso. No se puede amedrentar al personal, ya se sabe, atemorizados se dispone con facilidad de las voluntades.

Pero el infierno era también una manera sencilla de establecer los límites entre el bien y el mal, entre lo que se debe y no se debe hacer. Era una manera de apartarnos de los otros infiernos, mucho mas inmediatos y próximos, mucho más mundanos. Hoy muchos, que ya no creen en el infierno, que ya no saben lo que es el bien y el mal, se han fabricado su propio infierno, la droga, lo abortos que gravan la conciencia, los divorcios (el matrimonio ya no es para toda la vida, pero los divorcios sí).

Pero hoy más que nunca pululan Profetas del Miedo, profetas que pretenden encoger el corazón de los súbditos, no se sabe con qué intenciones, ¿o se sabe?. Los Profetas del Miedo hablaron, hace ya mucho tiempo del agotamiento del petróleo, de que los 2/3 de la Humanidad pasaban hambre, ¿tantos? Hoy hablan sobre todo de cambio climático. Al Gore circula a lomos de un caballo cargado de espuertas de oro, 200.000 dólares su última conferencia en Madrid el día 20 del pasado mes, premio Nobel de la Paz ¿Qué tiene que ver la paz con el cambio climático?, etc.

Greenpace, también se sube al carro. Los Gobiernos hacen algo parecido, referencias al cambio climático para aplicar subidas energéticas, justificar campañas de control de natalidad, políticas pro abortistas, para amedrentar. Mientras tanto son incapaces de poner sobre la mesa soluciones positivas, -la repoblación forestal por ejemplo-; se limitan a prohibir, a meter el lápiz. ¿Es que se nos han acabado las ideas?

Mientras tanto el cambio climático nos sorprende con una primavera, un otoño y un invierno con lluvias, con un verano como yo no recuerdo nunca. ¿Dónde está la subida de las temperaturas? Pero mas allá de esto, si viajan al sur de la Patagonia, el guía les comentará con gran sorpresa por su parte, como hay que glaciares disminuyen y glaciares que aumentan. En el mientras tanto en Televisión, en prensa oirán ustedes unas afirmaciones que a mí me sorprenden por su falta de base científica.

Aquellos profetas del miedo no querían nada para sí; sólo la salvación de las almas. Estos sí quieren algo de nosotros. En cualquier caso lo han convertido en un axioma que no se puede discutir, en una verdad absoluta. Y otros, -más espabilados aún-, en una manera de ganar dinero a espuertas, fama y popularidad. Menos mal que no pueden evitar que este verano haya sido un verano espléndido. Por más que se empeñen no me lo podrán quitar.

No me niego a hablar de la posibilidad de un cambio climático, no le resto ni un ápice de importancia, creo que hay que tenerlo en cuenta. Me niego a hacer demagogia, a utilizarlo como arma para amedrentar, para disponer de las voluntades, para que algunos se enriquezcan.

Manuel Fidalgo Yebra

manuelfidalgo@hotmail.com