Demasiado bueno lo de Manuel Morillo para permitirnos el lujo de no leerlo. Al final, como reza el refrán popular, la cabra siempre tira al monte, y el empeño de la progresía es fastidiar a la Iglesia sólo puede ejecutarse creando una nueva Iglesia.

Por de pronto la nueva Iglesia de la nueva religión del Nuevo Orden Mundial (NOM) ya tiene su profeta: Barack Obama: Tú eres nuestro guía, oh dilecto Barack.

Pero no me olviden la peculiaridad del novísimo y obsoletísimo Orden Mundial al que propende la progresía en el siglo XXI. No pretenden destruir a la Iglesia, lo que pretenden es conquistarla. Se actualiza así la blasfemia contra el Espíritu Santo, ésa que no será perdonada ni en este mundo ni en el otro y que consiste en atribuir a Dios las obras del diablo y viceversa.

Sí, el nuevo, nuevo, novedosísimo NOM, no quiere quemar conventos sino convertirse en Papa, obispo y concilio, y modificar la doctrina y el Magisterio, el catecismo entero, el credo, mandamientos, padrenuestro y secreto, modificado por unas novísimas normas morales que van desde el cambio climático, la solidaridad sin caridad y la filantropía sin paternidad (¡Dios nos libre de los filántropos!, clamaba Chesterton: se refería a esto). Muy aburrida la cosa.

Y no lejana. Se me quejan muchos lectores de la vaguedad del término Nuevo Orden Mundial. Es que si fuera concreto sería más compatible. Los principios cristianos son muy simples, la moral anticristiana es retorcida como una viruta. Pero, si quieren un ejemplo próximo de NOM, ahí tienen la publicidad de la constructora Española Acciona, la famosa campaña Re-Acciona.

José Manuel Entrecanales, presidente de Acciona, y uno de los hombres más ricos de España gracias a su cercanía con el poder político (pelotazo de Endesa) y gracias a las ganancias que le aporta su adhesión al NOM (subvenciones para energías renovables) ha convertido su ganancia en su credo: ahora, de la mano del profeta Obama, su sentido de la vida es la reducción de las emisiones de CO2. Resulta menos místico que el catecismo pero mucho más acético, sobre todo para los contribuyentes.

¿Aún no tienen claro que lo del NOM es una religión, y muy exigente? ¿Aún les cuesta identificar la ecológica lucha contra el cambio climático?

Pues entonces sólo queda acudir a Juan Claudio Sanahuja, la mente más preclara para identificar la religión NOM, con nombres, apellidos y convenciones en hoteles de lujo. Todo empezó en el castillo de Windsor, como corresponde a tan aristocrática idea, pero el profeta es Obama, no lo olvidemos. Y también al Instituto Efrat, porque no conviene perder nunca de vista el dinero: ¿quién financia el NOM? David del Fresno lo explica de forma convincente. 

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com