No hay problemas políticos en la fusión entre Abertis y Autostrade, señala el primer ministro italiano, Romano Prodi en su encuentro con el presidente Zapatero. Por su parte, el presidente español se mostró partidario de cooperación y de respetar los procesos de las empresas. Además, Prodi se mostró partidario de reforzar las alianzas energéticas hispano-italianas. ¿Qué quiere decir? Da toda la impresión de que Prodi está sugiriendo que el tiempo para que se produzca la fusión entre Abertis y Autoestrade será después de que el Gobierno español permita la entrada de ENEL o ENI en el mercado energético español. Este debe de ser el tiempo de las empresas.

Y Zapatero parece haber dicho que sí a este proceso, aunque parece claro que Prodi exigirá que previamente la apertura del mercado energético español. Veremos a ver si cumple, porque después del desplante a los alemanes, posterior al brindis con Merkel, Prodi seguramente se fiará poco. Es lo malo de los que juegan al mus en permanente farol: al final su palabra termina devaluada.

Por otra parte, afirmar que no existen problemas políticos a la fusión de Abertis-Autroestrade es afirmar demasiado. Porque las declaraciones de los responsables del gobierno italiano han sido muy contundentes: retiraremos las concesiones del gobierno italiano si la operación sigue adelante. Además, temen que los impuestos vayan de Roma a Barcelona, como es natural. O dicho de otra forma: el nacionalismo empresarial es patente e incluso visible, mucho menos fino que el español.