Además, los compradores quieren saber qué deuda se imputa a la plataforma y Vivendi exige los derechos de emisión. Es casi imposible llegar a un acuerdo antes de la Junta del viernes 5. Y tras salvar a PRISA, Moncloa se dedicará a salvar a La Sexta-Mediapro, una empresa con unas obligaciones de pago que superan en 60 veces sus fondos propios

En los momentos que le deja libre la gestión de la crisis, el presidente del Gobierno se ocupa de salvar a sus dos multimedia amigos, PRISA y La Sexta-Mediapro, que se encuentran a punto del finiquito. Así, el Gobierno presiona a bancos y empresas para que traten con cariño a los dos gigantes que, si no fuera lo que son no tendrían el apoyo de quien lo tienen, ya que tendría que haber presentado la solicitud de cierre y se habrían visto obligados a cerrar el negocio.

De entrada, los Polanco han bajado a la tierra y ya no piden ni 5.000, ni 4.000, ni 3.000 millones de por Digital . Se conforman con 2.500. Al final, el único postro es Vivendi-Telefónica. A Vivendi le interesan los derechos y a Telefónica los clientes (que ya nadie cree que sumen 2 millones). Ahora bien, los franceses de Canal sólo aceptan pagar 1.800 millones de euros y, muy importante, siempre pendientes de la deuda que se pretende imputar a Digital , propiedad de Sogecable, ahora propiedad de PRISA, que totaliza un endeudamiento de 6.000 millones de euros.

Además, los galos no admiten reducción en los derechos de emisión pendientes: de hecho ellos compran precisamente eso. Parece casi imposible cerrar el acuerdo antes de la Junta del viernes 5. Y con todo, PRISA no va a salir de apuros con la venta de la plataforma de pago: deberá vender, malvender, mucho más.

No es la única empresa que debe salvar el señor presidente; aún le sirve con mayor docilidad La Sexta-Mediapro.  El hacedor de ésta última, el catalán -que se define como comunista-leninista- Jaume Roures dirige una empresa que de tanto comprar derechos -entre ellos los de retrasmisión de la Fórmula 1 por cinco años, entre 2009 y 2013, ambos inclusive- ha generado unas obligaciones de pago, a 31 de diciembre de 2007, de 2.543 millones de euros. Eso supone más de 60 veces los fondos propios. En definitiva, la ambición de Roures y de los amigos de ZP, José Miguel Contreras y Miguel Barroso -los Migueles- exige ahora a Mediapro a vender todos los derechos a todo el mundo. Naturalmente, a Telefónica, con Imagenio y a cualquiera al que el Gobierno pueda presionar, presión extensible a los bancos acreedores para que no sean muy duros a la hora de reclamar la amortización de los préstamos. Todo sea por los amigos a los que tanto se debe.