Las consecuencias de la huelga salvaje e ilegal del personal de tierra de Iberia en el aeropuerto barcelonés de El Prat han sido de tal calibre que todo el mundo se ha puesto nervioso. La invasión de las pistas por parte de los trabajadores el pasado viernes ha degenerado en un cruce de insultos entre las distintas administraciones y, especialmente, del Gobierno Central y del Gobierno Catalán ambos controlados por los socialistas contra Iberia. Empezando por el final, hay que decir que el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, advirtió, en la mañana del miércoles, que no habrá una nueva ley de huelga. Desde 1976 y cada vez que se da una huelga salvaje vuelve a plantearse la necesidad de una nueva ley de huelga que impida desafueros como el del viernes, pero en treinta años nadie se ha atrevido a formularla. Los líderes sindicales de CCOO y UGT, sindicatos que encabezaron la propuesta, no han dicho esta boca es mía pero los miembros del Comité de Empresa que invadieron las pistas han dicho que no esperaban que sus actos degeneraran en desastre.

Mientras, el conseller de Presidencia, Joaquim Nadal, asegura que toda la culpa es de la compañía, a pesar de que ninguna autoridad intentó evitar la invasión de las pistas. Y lo que es más grave, la ministra del ramo, Magdalena Álvarez, también le echa la culpa a Iberia, olvidando que la gestión de los aeropuertos depende de AENA, empresa pública bajo la tutela de la propia Álvarez y que las fuerzas del orden que deberían haber reducido a los huelguistas dependen del Ministerio del Interior.

Todo ello, el día en que Iberia presentaba números rojos con cargo al primer semestre del año -9,23 millones de euros- frente a los 29,2 millones de beneficio obtenido durante el mismo periodo del año anterior.

Uno de los principales accionistas de Iberia recuerda a Hispanidad como guinda de la tarta que el presidente Rodríguez Zapatero, en reciente entrevista concedida al diario británico The Times, afirmó que el Gobierno español no pondría objeciones a una presunta absorción de Iberia por British Airways. ¿Pretende el Gobierno acabar con Iberia?, se pregunta el mencionado accionista.

Eso sí, Iberia será responsable de lo que ocurra si no da un escarmiento a los huelguistas.