Sr. Director:

Soy el Presidente del Movimiento de las Familias de Nazaret y agradezco el eco que hace de la vigilia de oración que tenemos convocada, junto con otros Movimientos eclesiales, para las 21 h. de esta noche. No obstante creo conveniente precisar un matiz de la nota que han publicado y que, en alguna medida, no responde al sentido de la convocatoria de esta vigilia. Los Movimientos eclesiales que hemos convocado esta vigilia estamos preocupados con el proceso descristianizador que sufre nuestra sociedad, es decir ese proceso por el cual, en la práctica, «vivimos como si Dios no existiera», en palabras de nuestro querido y llorado Juan Pablo II. Nos preocupan sumamente los graves ataques a la familia, en el terreno práctico y en el conceptual; nos preocupan los más de 85.000 abortos anuales que se practican; nos preocupa el reparto de la píldora del día después a las menores, el divorcio exprés, las dificultades a la enseñanza de la Religión en las aulas, etc. etc. etc. Como usted recordará, uno de nuestros pensadores de políticos más respetados venía a decir que hay dos formas de romper la unidad de España: descristianizándola o mediante los nacionalismos separatistas.

Todo proceso descristianizador conlleva un salirnos del buen camino. Todo pecado acarrea unas consecuencias dolorosas, en el orden natural y en el orden de la gracia. Y, puesto que Cristo venció al pecado en la Cruz, sólo mediante el arrepentimiento de nuestros pecados podremos volver al buen camino perdido y pedir el milagro de que, si conviene a nuestra conversión, se restaure el orden natural. Y cuando el proceso de descristianización es tan intenso como el que hemos sufrido en España, sólo nos queda recurrir a María como niños pequeños; Ella nos fue dada por Madre en el llamado «testamento de la Cruz» y «Ella trituró la cabeza de la insidiosa Serpiente». A Ella, pues, tenemos que encomendarle nuestra conversión y el cuidado de nuestras personas, de nuestras familias y de la sociedad entera.

Jorge Pueyo

jopusipoven@cemad.es