• La multinacional estudia la adquisición del mayor complejo siderúrgico de Europa, en Italia.
  • En contra de la operación: la planta transalpina pierde entre 60 y 80 millones de euros al mes y requiere inversiones por valor de unos 4.000 millones.
  • A favor: la subida del precio del acero, que podría rentabilizar la compra antes de tiempo.
  • "Desde el Principado preferimos que ArcelorMittal no realice esa compra", afirma el director general de Industria.
  • La compañía señala que seguirá adelante con la operación si es positiva para su actividad en Europa y genera valor para el grupo.
  • Y Bruselas podría exigirle desinversiones por gozar de una posición dominante en el sector. No sería la primera vez.

En el Principado han saltado todas las alarmas. ArcelorMittal estudia la compra del mayor complejo siderúrgico de Europa, situado en Tarento (Italia), ahora en manos del grupo Ilva. Su producción -tiene capacidad para más de diez millones de toneladas anuales de acero- sustituiría a las de las plantas de Avilés y Gijón.

Pero existen factores que desaconsejan la operación. La planta italiana, a día de hoy, pierde entre 60 y 80 millones de euros al mes, y requiere una inversión de entre 2.000 y 4.000 millones de euros para solucionar sus problemas medioambientales. Además, la compañía que preside Lakshmi Mittal (en la imagen), no es la única que ha mostrado interés por la fábrica de Tarento, por lo que la operación podría encarecerse.

Pero también hay un punto a favor de la adquisición: la subida del precio del acero en el mercado de materias primas, que podría permitir rentabilizar la inversión antes de lo planeado inicialmente.

En cualquier caso, en el Gobierno del Principado no se fían. "Preferimos que ArcelorMittal no realice esa compra”, ha afirmado Luis Ángel Colunga Fernández, director general de Industria. En la misma línea se han manifestado los sindicatos. "Si finalmente sale adelante la compra será un riesgo para las plantas asturianas", ha asegurado Pedro Cancio, de USO.

Por su parte, la multinacional del acero con sede en Luxemburgo ha manifestado que "la compañía sólo seguirá adelante con la operación en caso de que ésta sea positiva para su actividad en Europa y genere valor para el grupo". Lógico, pero no aclara nada.

Lo que sí podría suceder, en caso de que finalmente se hiciera con la planta italiana, es que Bruselas obligara a ArcelorMittal a realizar desinversiones por gozar de una posición dominante en el sector. No sería la primera vez. Como bien recordó Colunga, cuando Mittal adquirió Arcelor, Bruselas exigió a la empresa desprenderse de algunos activos.

Pablo Ferrer

pablo@hispanidad.com