La entidad financiera sólo es el campo de batalla y el alcalde cree que Aguirre ya está liquidada. Ahora quiere crear una gestora en Madrid para sustituirla. Mientras, el Banco de España continúa amenazando con intervenir la caja

Ahora resulta que Aguirre se ha comportado de forma vomitiva con Rodrigo Rato, según el inefable Manuel Cobo, la boca que habla por mente del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón.

Veamos: el primer candidato de Esperanza Aguirre a la Presidencia de Caja Madrid se llama... Rodrigo Rato. Surgió de esta forma: antes del trascendental Congreso de Valencia, en el décimo sexto Congreso del PP, celebrado en Valencia el 20, 21 y 2 de junio de 2008, Aguirre parece dispuesta a dar batalla a Mariano Rajoy. Habla con Rodrigo Rato, y le hace la propuesta: él presidente, ella secretaria general del partido.

Rato pregunta: ¿Y si perdemos? Si perdemos, viene a responder Aguirre, yo pierdo más que tú y tú serás el próximo presidente de Caja Madrid.

Al final, el director saliente del FMI se echa atrás, a pesar de que las cosas no marchan bien en Lazard, su presunta y principal fuente de ingresos.

Por tanto, del señor Cobo pude decirse que el comportamiento del aguirrismo con Rato es vomitivo, pero lo cierto es que si alguien se ha llevado siempre fatal con Rato es ha sido Gallardón, su jefe y mentor.

Veamos. Hasta que se marchó al FMI, Rato no le dejó tocar bola al alcalde en el apartado madrileño del PP, que siempre controló a la perfección. Es más, dejó de sucesora a su hombre de confianza, es decir, a Aguirre. No sólo eso, Rato arremetió contra Gallardón, recién llegado a la alcaldía, con su famosa frase: lo propio de este partido es bajar los impuestos, no subirlos. Gallardón reaccionó como en él es habitual: una llantina ante los medios.

Luego Aguirre pensó en Manuel Pizarro, pero ahí sí se encontró con la oposición de Mariano Rajoy, quien considera que su error en las elecciones perdidas de 2008 fue confiar en Pizarro.

Luego llegó el momento de Luis de Guindos, el hombre con el que había consenso entre el PP y el PSOE.

¿Por qué entonces, Aguirre oficializa la candidatura de Ignacio González y comienza la nueva batalla? En mi opinión porque lo que pretendía era quemarle. Señores, tras la zancadilla judicial de Gallardón, y una vez que el juez acepta las cautelares, podemos calcular que no habrá relevo de Blesa sino en cuatro meses. ¿Por qué Aguirre, que lo sabe, lanza a González con tanta precipitación? La respuesta podría ser: para poder decirle a su segundo: He hecho todo lo que he podido por ti, pero no me han dejado.

Ahora bien, lo que no podía prever Aguirre era que Gallardón prepare un atentado informativo a través de El País. En la famosa entrevista del lunes, lo único que dice Cobo -además de un montón de mentiras, como la de Rato- son dos cosas:

1. Aguirre es una peligrosa cavernícola.

2. Gallardón y él denuncian a Aguirre para proteger y apoyar a Mariano Rajoy, a la dirección, oiga usted, y si la dirección quiere a Rato en la Presidencia de Caja Madrid, ahí están ellos para apoyarlo: lo que tú digas, Mariano, lo que tú mandes. Fíjate cómo nos enfrentamos a Zapatero: le negamos la mayor, estamos con el candidato Rato porque ZP le vetó.

Así pues, ¿quién es el candidato a la Presidencia de Caja Madrid por el PP? Ahora mismo nadie, tampoco Rato, falta mucho tiempo y todos tienen posibilidades, incluidos aquéllos de los que nunca se ha hablado.

Por cierto, todo el calendario se vendría abajo si el Banco de España se atreve a intervenir Caja Madrid. Una alternativa dura, ciertamente, pero posible: según el informe de la inspección y de los servicios jurídicos del emisor, Caja Madrid no está en situación contable límite pero sí tiene un vacío de gestión con un presidente caducado.

Ahora bien, la entidad madrileña no es más que un campo de batalla político. Gallardón, tras fracasar en su intento de pasar al Parlamento, pretende ahora la notoriedad pública y televisiva que necesita para llegar a La Moncloa en la Secretaría General. En otras palabras, con la entrevista del lunes en El País, protagonizada por un tonto útil -el vice alcalde Cobo- el alcalde de Madrid desentierra el hacha de guerra: primero desautorizar y finiquitar a Aguirre; luego hacerse con la Secretaría General del Partido que ostenta Dolores de Cospedal. Es un puesto telegénico y sería la única forma de conquistar el partido al que pertenece, el mismo partido compuesto por directivos que no le soportan.

En esa tesitura tiene enfrente a Javier Arenas, el discreto Arenas, actual ideólogo de un Rajoy adocenado y abotargado, que sólo confía en Soraya Sáenz de Santamaría, que no es mucho confiar. El pulso ahora ya no está entre Aguirre y Gallardón sino entre Gallardón y Arenas.

Si consigue la Secretará General, poco le importará al alcalde quien presida Caja Madrid. Caminará entonces hacia la candidatura a La Moncloa, para lo cual, deberá laminar a su tercer y principal objetivo, Mariano Rajoy.

Un partido modélico y extraordinariamente divertido.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com