Una documentada carta enviada a Hispanidad explica el problema de fondo del error de Barack Obama acerca de la primavera árabe.

Persistente en el error, el presidente norteamericano y su secretaria de Estado, Hillary Clinton, insisten en destruir la dictadura siria, que es un acierto. Sin preocuparse de que le sustituya el fanatismo islámico, que es un error. Lo mismo han hecho en Túnez, Egipto, Libia, Yemen y creo que se me olvida alguno. Sustituir una tiranía por una tiranía islámica no parece la mejor idea.

Lo mismo le ocurrió a George Bush con Afganistán e Irak y el peligro se aproxima ahora a la olvidada Argelia y a Marruecos, por no hablar de Turquía, presunto aliado de Occidente. Ahora se confirma que los Hermanos Musulmanes toman el poder en Egipto, con lo que el frente islámico cunde en el Magreb y amenaza al África negra, especialmente a la ya infiltrada Nigeria. ¿De verdad cree Occidente que por haber convertido en capitalista a los multimillonarios radicales de Arabia, de Kuwait o de Catar (o de China, ya puestos) se van a conseguir aliados en el mundo islámico? La esencia de Occidente no es capitalismo sino el cristianismo y la ideología 'cristiana'; la que verdaderamente hay que exportar como sustituto de la tiranía puede resumirse así: "La persona es sagrada y el bien común no es la estabilidad política sino la suma de los bienes individuales".

Miren ustedes, desde el autoritarismo de un Bashar Al Assad se puede caminar hacia algo parecido a una democracia árabe, algo incluso más difícil de conseguir desde una tiranía fundamentalista árabe.

El problema, señores, no está en el Islam, una caricatura del cristianismo. El problema está en el mismo Occidente, que ha abandonado sus principios cristianos. Jamás el cristianismo ha perdido la guerra frente al Islam. Ahora bien, si el Occidente cristiano se empeña en apartar a Cristo de sus vidas y suicidarse, entonces sí, entonces el Islam, y en especial el panteísmo oriental, ganará la guerra… por abandono del contrario.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com