No se trata de fusionar ayuntamientos sino de reducir el tamaño de los 8.000 ayuntamientos.

Porque lo pequeño es lo hermoso. Y porque si uno ha nacido en Hinojosa del Duque no quiere ser de otro sitio que de Hinojosa.

Otra cosa es reducir el número de concejales y también la plantilla de los ayuntamientos, así como los impuestos municipales.

El gasto municipal no depende del número de ayuntamientos, sino del gasto de esos municipios. Tampoco es el número de municipios los que disparan la deuda porque más del 20% de esa deuda corresponde a uno sólo de esos 8.000 municipios: Madrid.

Eso sí, a lo mejor no pasaría nada porque se recogiera la propuesta de algunos partidos -extraparlamentarios, por supuesto- como Solidaridad y Autogestión Internacionalista (SAIN) quien proponía que los cargos públicos cobraran el salario mínimo (641 euros mensuales).

Cuando un político, o un banquero, no sabe cómo solucionar un problema propone fusiones. Pero fusionar dos mancos no suman dos manos: probablemente se cree un monstruo con una sola mano y muchos más problemas. Lo del salario mínimo me resulta más eficaz y más vocacional.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com