Está muy preocupado por la serenidad del señor ministro de Justicia del Gobierno Zapatero, Juan Fernando López Aguilar. Teme que mentes sucias sospechen que el Ejecutivo español pretende provocar fricciones con la Iglesia, cuando es conocido su talante ora por detrás, ora por delante-. Gotas de sudor perlan su frente al sospechar que la logiquísima reforma de la financiación de la Iglesia católica por parte del Estado español puede plantearse sin que se nos diga que nos confrontamos con la Iglesia. Hay que ser un verdadero pervertido, un talibán para sospechar que el Gobierno del diálogo pretenda confrontar con nadie, y mucho menos con la clerecía, pero el mundo está desquiciado.

El informe elaborado por la redacción Hispanidad demuestra que López Aguilar ha mentido como un poseso. Las cifras mareantes que según él recibe la Iglesia católica, simplemente no existen. La Iglesia no está privilegiada fiscalmente en España, el único dinero que recibe es, precisamente, el que debe recibir, especialmente por su labor educativa y asistencial. Si esa labor fuera realizada por el Estado a precios de mercado, el déficit público se dispararía.

Pero es igual: la mentira se está convirtiendo en un truco recurrente de la política. Lo que es peor: nadie sale a rectificar al señor Ministro, a pesar de que los expertos fiscales consultados por Hispanidad se llevan las manos a la cabeza: un tipo con un historial académico tan excelente como el jurista López Aguilar, ¿cómo pude mentir con tanto descaro sin que se le caiga la cara de vergüenza?

La respuesta es: ¿por qué contra la Iglesia todo vale? Insisto : el PP descubrió que el voto católico no existe. El PSOE ha descubierto algo más: ha descubierto que lo que existe es el voto anticlerical.

Y lo explota a gusto

Eulogio López