Por las mismas razones expresadas de forma exhaustiva por el presidente de Chequia en el diario ABC.

En efecto, ya es grave que todo el famoso cambio climático no sea sino una oportunidad de que los millonarios -como la familia Benjumea-, hagan negocio. Hay más, tal y como comentábamos en nuestra edición fin de semana, el señor Gore plantea toda su cruzada como una religión, una religión de corte panteísta. Y al igual que ocurre con la crisis financiera, unos pocos hablamos de especulación en septiembre de 2007, pero  desde septiembre de 2008 ya habla todo el mundo. Pues bien, unos pocos llevamos denunciando el panteísmo de la diosa Gaia, la madre Tierra del señor Gore y la Carta de la Tierra, una religión esclavizadora a la que nos lleva la progresía del ex vicepresidente. Por eso nos ha hecho una sincera ilusión las razones expuestas por alguien mucho más prestigioso que nosotros, el precitado presidente checo Václav Klaus. Ahí van sus razones:

1. El planeta no tiene primacía sobre el hombre. En efecto, el medio ambiente es medio, no fin. El único fin aceptable es el hombre.

2. Combato este nuevo alarmismo sobre el calentamiento global que se ha convertido en una ideología y en un intento de reprimir la libertad individual y el desarrollo de la prosperidad en el mundo: se nos obliga a vivir de la manera que desean los redentores del planeta que nos proporcionan una economía verde carísima, con lo que los pobres no saldrán nunca de la pobreza. Y así: Las víctimas de Al Gore y su histeria global serán los países más pobres, forzados por los ricos que sí pueden tolerar los costes de esta política, por ejemplo, de Kyoto. Critica Klaus el adoctrinamiento, desde la infancia, sobre un peligro posible mediante una merma real, tanto de la libertad individual como del progreso.

Klaus ha escrito un libro que aún no he podido leer, bajo el título Planeta azul (no verde) pero lo leeré con mucho gusto, porque, como él dice, los que vienen del comunismo huelen enseguida toda doctrina esclavizadora.

Permítaseme apuntar dos razones más sobre el porqué no creo en el calentamiento global del señor Gore:

1. Por confianza en la Providencia. De la misma forma que Dios no opone impedimentos insalvables a nadie en el terreno individual tampoco opone, tampoco pone impedimentos insalvables a todos en el ámbito global.

2. Por confianza en el hombre, en el genio humano. Cuando para detener la energía nuclear se invoca Chernobil se nos está diciendo que la inteligencia humana no es capaz de superar el nivel Chernobil, cuando de hecho lo ha superado ya. ¿Es un riesgo la energía nuclear? Como lo es el andar o el respirar, a cada segundo. La vida es riesgo. Por cierto, el reciente avance en el acelerador de partículas acelera la llegada a la energía de fusión controlada. Si se consigue, todo el gorismo quedará en ridículo supremo.

Yo quiero energía barata, luego, verde, por ese orden. Porque el gorismo vuelve a ser una lucha de los ricos contra los pobres: las renovables no son otra cosa que los contribuyentes pagando a través de sus impuestos y de su déficit de tarifa una energía carísima para lucro de las familias Benjumea o Entrecanales, que siguen llenándose los bolsillos con nuestro dinero en nombre del calentamiento global.

¿Es beuna la ecología? Claro que lo es, como la austeridad. Pero, insisto, el medio ambiente, es, como su mismo nombre indica, un medio, y el fin el hombre. Conservamos el planeta para las generaciones futuras, pero no seamos esclavos del planeta. Al planeta es lo que hay que esclavizar, con dos objetivos: que nos sirva a nosotros y a nuestros hijos. El problema de los gobiernos es que han convertido la ecología en una religión, el viejo panteísmo, y quieren que el hombre sea esclavizado por el planeta, lo cual a mí me fastidia bastante.

Como bien dice el documento fundacional de la Trilateral, así mismo firmado en Kioto, este proceso ha de ser dirigido por una elite porque la democracia también tiene sus límites. En nombre de un planeta que se nos echa encima, se puede justificar cualquier tiranía. Y, encima, una tiranía global. Al Gore repite que aún estamos a tiempo de evitar el desastre. Tiene toda la razón, aún estamos a tiempo de rebelarnos contra la tiranía que pretende imponer.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com