En el momento de escribir este editorial no sabemos si el avión español de Swiftair que se estrelló en Malí cayó por accidente o por un ataque desde tierra en un país en pugna entre fanáticos islámicos y tropas regulares, apoyadas por el ejército francés.

Esperemos que se trate de lo primero, porque, si el avión ha sido derribado, estaríamos entrando en una nueva fase del terrorismo internacional: misiles contra aviones de pasajeros. Matar en la distancia y sin mucho riesgo: basta con disparar desde una zona donde no se puedan perseguir. Y hay muchas zonas en conflicto en el mundo. Para la historia de la infamia, no está nada mal.

Al hombre no le duele la desgracia sino la ofensa. Así que esperemos que se trate de un accidente, aunque eso no consuele a los familiares de las víctimas.

Eulogio López

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