José Montilla, ministro de Industria, Energía Telecomunicaciones, Comercio y Turismo, hombre fuerte de los socialistas catalanes, gozne entre el PSOE y el PSC y previsiblemente futuro presidente de la Generalitat, es decir, un señor muy poderoso, aprovechaba un acto multitudinario (desayunos de Europa Press) para lanzarse contra la cadena COPE, el único medio informativo propiedad de la Iglesia: Lo que me molesta, y mucho, es que cuando desde alguna cadena de emisoras propiedad los obispos se lanzan mensajes que incitan al odio, a la confrontación, a ir contra los valores que defienden los propietarios de esa cadena. Eso no ocurre en ningún lugar del mundo. En ningún país hace esto una cadena de la Iglesia.

Montilla, un comecuras de pro, no tenía ningún interés en concretar más: le interesa hablar de la COPE como la cadena de los obispos, a pesar de que en la COPE, el único que insulta, grita y amenazan es Federico Jiménez Losantos, acompañado de su inseparable Pedro J. Ramírez, dos almas pías cristianas y muy virtuosas.

Pero en algo tiene razón, don José, a quien los principios cristianos que evoca le traen al fresco : don Federico tiene secuestrados a los obispos, y la propiedad de la COPE está tan repartida entre obispados y órdenes religiosas que se produce el guirigay habitual de la jerarquía eclesiástica, la institución más perdurable y la más caórica del mundo, y hasta creo que son dos condiciones que, paradójicamente suelen marchar unidas. Desde Chesterton aquí sabemos que la Iglesia basa su perdurabilidad en la asistencia del Espíritu Santo, a pesar del empeño de algunos de sus integrantes por cargarse la obra del Paráclito. La principal función de la Divina Providencia no es defender a la Iglesia de sus enemigos, sino de sus miembros, todos ustedes nosotros.

Por tanto, Montilla debería dirigirse a su insultador, de forma directa, y no a los obispos, los propietarios de medios informativos que menos observan su producto.

De cualquier forma, Montilla está aprovechando las críticas al Estatut para reforzar su política laicista. Sus críticas a la COPE no son más que una coartada. Montilla se sitúa en la misma línea del candidato del centroizquierda italiano a la Presidencia, Romano Prodi, un personaje a quien Loyola de Palacio -que trabajó con él en la Comisión Europea, en calidad de vicepresidenta- definía de la siguiente forma: tres veces presidente sin comprometerse con ningún partido. Para ser exacto, el único compromiso de Prodi es con Romano. Y así, (El Mundo, martes 25) cuando le preguntan a Prodi cómo concilia su catolicismo con la dirección de una coalición que constantemente conculca los principios cristianos, Prodi hace encaje de bolillos: Yo soy una persona muy católica, sí. Y la idea de crear una gran coalición entre la izquierda católica y la izquierda laica ha sido siempre una de las grandes aspiraciones de mi vida.

¿Lo cogen? Es decir, como presentarse como católico da votos y presentarse como izquierdista también pues casemos ambos condimentos.

El periodista, que después de todo no ha perdido los reflejos, insiste:

-El sínodo de los obispos ha hecho un llamamiento a los políticos católicos a no apoyar leyes contra la moral cristiana. ¿Usted va a seguir ese predicamento?

-Para mí la Iglesia es muy importante. Pero creo que el deber del político es buscar soluciones que respondan a los problemas que se deben afrontar.

Una respuesta a la que sólo habría que interponer esto : ¿Por qué el pero?

En definitiva, Montilla ha optado por el enfrentamiento directo, culpando a los obispos de las estupideces de Federico Jiménez Losantos, mientras Prodi intenta conciliar lo inconciliable.

Pero ni uno ni otro estilo me preocupan demasiado. A estas alturas, nadie se va a creer que a Montilla le preocupa la caridad cristiana, que emplea como argumento y todos sabemos que Prodi es un jeta dispuesto a no perder un solo voto.

Hay un tercer tipo de político a la hora de conjugar religión y política. Es el más tonto, por tanto, el más peligroso, de los tres. Ejemplo, Juan Alberto Belloch, ex superministro de justicia e Interior de Felipe González, hoy alcalde de Zaragoza y promotor de la Expo 2008: No esperamos milagros de la Expo. Ese papel los aragoneses se lo reservamos a la Virgen del Pilar. ¿A que es chistoso el chavalote? Es sin duda, el más corrosivo de todos los especímenes del foro público a la hora de conciliar fe y política

Es el político frivolón, el asiduo de la ligereza. Frente al golpe de Montilla o la locura contradicción de Prodi, Belloch resulta mucho más nocivo : Belloch es la superficialidad, es una verdadera termita. Ni el mismismo Jiménez Losantos le criticaría por ello. Es más, le aplaudiría.

Eulogio López