La sombra de Polanco es alargada. Prisa se ha convertido no sólo en el tanque de ideas del nuevo Gobierno, sino en el proveedor oficial de "inteligencias" para dirigir los destinos de esa nave, antes llamada España.

 

Pues bien, como fuera de Prisa no hay salvación, Polanco decide que quien no está con él, está contra él. Empezando por el aznarato y siguiendo por los aláteres de la Aznaridad. Entre ellos, se encuentra el Instituto Elcano, ese foco de pensamiento geoestratégico, buque insignia del pensamiento español en el exterior en general y en Iberoamérica en particular.

 

Pero el Instituto Elcano fue fundado por el PP, pecado imperdonable para el gran Polanco. Por eso, ha decidido echar siete llaves a la antigua dirección, empezando por su presidente, Eduardo Serra, ex ministro de Defensa y amigo personal de SM el Rey. La tijera alcanza también a Rafael Bardají, director de investigación y análisis. Más llamativo es que el fuego purificador de Gran Vía alcance al director, Emilio Lamo de Espinosa, filosocialista de pro. Pero Polanco no podía permitir dejar títere con cabeza del banco de ideas que defendió la entrada de España en la guerra de Iraq. Esa de la que Zapatero defiende que "nunca debimos haber entrado". Tampoco aceptó el recule del Instituto en el último mes tratando de cambiar de chaqueta. Roma no paga traidores.

 

¿Y por qué nos referimos a Polanco y no a los Ministerios de Defensa, Exteriores, Economía y Cultura y Deporte, que son los que forman parte del patronato? Muy fácil, porque Zapatero ha optado por "subcontratar" los asuntos culturales en los chicos de Prisa. Así de fuerte y así de real. ¿Y el patronato qué dice de esto? El patronato asiente ante el nuevo poder. Las empresas privadas aportan el 70% del presupuesto del Instituto Elcano. Y son nada menos que Telefónica, SGAE, Renfe, Recoletos, EADS, Zeltia, Indra, BBVA, SCH, IBM, Cepsa, Indra, y... Grupo Prisa. Pero quien manda es el que tiene la sartén por el mango y el mango también...