Esa 'masa de algo', etérea, conocida como Podemos tiene un solo logro en su haber, hasta ahora al menos, su resultado en las elecciones europeas (casi 1,3 millones de votos y 5 escaños). ¿Será flor de un día Es posible que no -en la Eurocámara tiene al menos cuatro años por delante-, aunque nada permite augurar a ciencia cierta cuál será su recorrido, antes, durante y después de las próximas legislativas, las segundas elecciones a las que se presentarán. Es cierto, sin embargo, que todos los partidos los temen, pero despejando a córner, como quien dice, para neutralizarlos, no a la portería que es donde se marca el gol. En la portería está su peligrosa ideología y en el córner, los motivos o sus formas (populistas). Es una de las razones que contribuye a que la 'copia-fenómeno' sea más que un mero espejismo.  
Los partidos temen a Podemos, pero despejan a córner para neutralizarlo, en vez de a la portería, que es donde se marca el gol
La gran prueba para Podemos llegará con las legislativas porque les ha 'pillado' a contrapié el éxito y no tenían tiempo para proponer candidatos a las alcaldías y a las autonomías. Es esa la explicación que han dado sus dirigentes en las numerosas asambleas ciudadanas que se han celebrado y a las que se han acercado muchos curiosos desde mediados de septiembre. Es normal. Algo 'nuevo' despierta cierto interés. Están todavía en ese proceso, complejísimo, que empezó el día 15 de ese mes y acabará el 15 de noviembre, con el anuncio de las personas más votadas para sus órganos de representación. Pero el termómetro real sobre su impacto o alcance se verá, como decía, en las legislativas. Cualquiera que se haya acercado, como curioso o partícipe, a esas asambleas habrá observado con perplejidad los mecanismos para la selección de propuestas y los borradores y resoluciones posteriores. Me lo contaba uno de esos curiosos, un paisano de Leganés, que sacó tres conclusiones -no está mal- entre tantas posibles tras acudir a una de esas asambleas. Y es acertado contarlo cuando el futuro partido acaba de concluir, este este fin de semana, el primer 'round' para la confección de su programa político. Estaba previsto desde agosto el encuentro presencial, ayer y antes de ayer, con sus líderes. En la memoria ha quedado una anécdota: la frase de Pablo Iglesias el cielo no se toma por consenso, sino por asalto", que no es de Pablo Iglesias sino de Karl Marx, así como que han rebajado alguna de su radicales propuestas como el impago de la deuda pública. Eso, anécdotas. Antes de contarme sus tres conclusiones, el paisano de Leganés me explicó que en el ambiente de esas asambleas de barrio flotaba, sobre todo, el desencanto de una izquierda desnortada, a la que se han acercado, por aquello del cabreo generalizado, no pocas gentes de centro y de centro derecha. El batiburrillo de ideas, en fin, ha sido incesante, como suele ocurrir en ese tipo de convocatorias: el personal habla mucho y escucha poco. Pero lo más interesante son sus conclusiones, que pudo contrastar con alguno de sus ideólogos. La primera, que hay un gran laboratorio de ideas, gestado en el equipo universitario de Ciencias Políticas de la Complutense de Madrid, que puede mucho más que lo que digan los 'ciudadanos' que participan en el proceso de constitución de Podemos. Todo está supeditado, teóricamente, a los que digan los ciudadanos, pero en la práctica no es así: tanto en el modo de elaborar las iniciativas como de concretarlas, hay una estructura férrea de colonización intelectual del postmarxismo. El paisano de Leganés aireó esa tesis en una de las asambleas y ninguno le aplastó por ello. Lo que para él era negativo, para ellos era edificante. La segunda conclusión. Ese magma ideológico se nutre esencialmente de pensadores políticos como Antonio Gramsci, el comunista italiano y 'padre' intelectual del eurocomunismo, o el marxista argentino Ernesto Lacrau, a quien admira profundamente Iñigo Errejón, por ejemplo, muy próximo al 'politburó' de Podemos con Pablo Iglesias o Juan Carlos Monedero. En el pensamiento de Lacrau está mucho de lo que inspira a Podemos, o lo que es lo mismo, la respuesta que encuentran a cómo funciona la capacidad de crear consenso y legitimidad y, en particular, cómo y bajo qué condiciones los de abajo son capaces de darle la vuelta a su subordinación y conformar un bloque histórico que dirija y organice la comunidad política". Ahí es nada. Son palabras de Errejón. El método, sin embargo, es de Gramsci, que 'regresa' así, paradójicamente, al mismo escenario, Europa, donde los partidos comunistas no fueron capaces de articular sus propuestas y se hundieron posteriormente. Hoy son poco más que un recuerdo, afortunadamente, aunque todavía mantengan una cierta representación parlamentaria (en España, Izquierda Unida, articulada en torno al PCE, aunque no se le nombre). El propio Lacrau dijo que el peronismo le hizo entender a Gramsci", como cuenta Errejón. La proximidad ideológica de Lacrau y Gramsci conecta con la tercera y última conclusión que sacó el paisano de Leganés de aquella 'asamblea ciudadana ¡¡sí se puede!!': lo presente que está Hispanoamérica en los ideólogos de Podemos. Para la cuadrilla de Pablo Iglesias, son fundamentales las experiencias latinoamericanas de inclusión y expansión democrática", que se han producido, además, entre la incomprensión de la mayor parte de la izquierda para la que el populismo es una falsificación o distracción más o menos dañina de las verdades ya constituidas". Sí, hablamos de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Paraguay, que son experiencias 'reconfortantes' para Podemos, que aspira a construir un hito democrático sin precedentes en nuestra historia, que demostrará que es posible otra forma de hacer política". Saquen sus propias conclusiones del 'fenómeno' del que tanto se hablará hasta el 15 de noviembre, cuando se encumbrará, no lo duden, a Pablo Iglesias como el hombre más poderoso de Podemos. Es él, con un equipo-laboratorio, quien está poniendo en marcha un partido sobre el que oculta la mitad, por aquello de lo políticamente correcto (el Muro de Berlín cayó hace 25 años). Iglesias se inspira en Lenin, al que pertenece la autoría de la mitad de las frases que emplea y al que ha copiado también un esquema de actuación, el de los soviets, llamados ahora asambleas de ciudadanos o círculos. Es cierto que España nada tiene que ver con el escenario revolucionario ruso de principios del siglo XX, pero la dialéctica materialista empleada entonces mantiene toda la fuerza porque, para Podemos, no ha perdido vigencia. Así piensa y así funciona el futuro partido. Hay un problema no menor: que todo eso pasó en Rusia hace más de 100 años y las consecuencias fueron lamentables. Ellos insisten, y se lo decían al paisano de Leganés, en dar una solución entre el colectivismo marxista y la persona. Habrá quien se lo crea y otros que tardarán en darse cuenta de que es una barbaridad. Mariano Tomas mariano@hispanidad.com