Titular de El Mundo: "El geriátrico de los chimpancés cobayas". Y de eso se trata: de los cuidados que reciben unos simios a los que la raza humana, de suyo depredadora- han mantenido toda su vida en células de cemento donde les inoculaban virus. Ya lo dijo Mr. Bean: ¡Cabrones!

El 72% de los monitos, asegura nuestro filantrópico reportero, "muestra comportamientos anormales". Y esto es bello e instructivo, porque yo creía que los comportamientos de los chimpancés eran siempre anormales, al menos si consideramos que normal es lo que se atiene a la norma de conducta, y sólo los seres racionales y libres -es decir, los hombres no los chimpancés- se rigen por las normas o las vulneran. El resto de especies sigue su instinto y se acabó.

El reportero está a favor de estos lugares de descanso para los pobrecitos chimpancés, que durante décadas, hasta la prohibición, fueron masacrados por los humanos. En España somos más duros, nos recuerda y decidimos, como John Wayne, sacrificar a los caballos cojos.

La noticia tiene carácter sociológico, porque una de las obsesiones del Nuevo Orden Mundial (NOM) es el Proyecto Gran Simio, consistente en otorgarles a los primates los derechos propios del ser racional. Que pueda jurar la Constitución y cosas así.

Y ya ven, por algo se empieza. A los monos que han sufrido la barbarie humana (muy cierto, no hay otra barbarie que la del hombre, por su precitada condición de ser libre) se les recluye en geriátricos, para que puedan disfrutar de una bien ganada vejez. Aunque, eso sí, una ancianidad un tanto anormal.

Eulogio López

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