De la Vega viaja este martes a Finlandia y Bruselas para tratar de arrancar de la presidencia rotatoria y de la Comisión un compromiso europeo más explícito en el combate contra la inmigración ilegal. La vicepresidenta se felicitó por los avances obtenidos, pero destacó también que eran claramente insuficientes. Pinchó en hueso, porque la UE ya ha advertido que no hay más medios ni dinero para tal fin y que habrá que esperar a los presupuestos de 2007 o a que los estados miembros ofrezcan medios y recursos a Frontex. Una oferta que señalan- de momento no se ha producido. La primera en la frente.

Y es que soplar y sorber, no puede ser. El gobierno español realizó su regularización masiva con la oposición de los gobiernos europeos. Ahora, esos gobiernos le responden a España que sus problemas son suyos e intransferibles hasta que no haya una política común sobre inmigración. Y es obvio que no la hay, a pesar de que De la Vega se desgañite señalando que estamos frente a un problema europeo. Así que Europa da la espalda al gobierno español: Que con su pan se lo coma.

Y el problema será creciente, porque gran parte del crecimiento económico español se debe a la inmigración y un 78,6% del crecimiento demográfico obedece también al fenómeno migratorio. Si España quiere mantener la velocidad de crucero, deberá de acoger a cerca de 400.000 inmigrantes anuales hasta alcanzar los 6 millones en el 2010. Y eso implica como es lógico- una nueva regularización masiva. Más vale que De la Vega se trabaje el consenso europeo antes de que de nuevo haya que dar papeles a todos con la oposición de nuestros socios comunitarios.